Thursday, June 21, 2012

pantis sucias

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lupita wilson estaba concentrada, haciendo manualidades, sentada en su banca junto a la ventana de un salón de clases. pequeñas gotas de sudor caían en intervalos separados sobre el papel mache color rosa. lupita, industriosa, no paraba ni un segundo, hacía a las tijeras volar agilmente por el papel, dandole la forma de un caballo. sobre la paleta del pupitre, cubriendo los dibujos de mujeres desnudas y groserías, ya estaban la figuras de un marranito y de un pato. lupita tenía 16 años y era la única niña güera de su clase. su padre era un gringo que llegó a este país con sueños, pero se perdió en el alcohol y su familia había caído en la pobreza, desde entonces lupita y su hermano, que tiene, por cierto, parte importante en este cuento, tenían que ir a la escuela de gobierno. esto no importaba, en los 10 años que lupita llevaba recibiendo la educación pública no tenía nada que opinar sobre la brecha entre clases y nunca había notado las supuestas ventajas que le daba su raza. ella sólo se preocupaba por una cosa y era aprovechar cada segundo de su vida y triunfar como mujer negocios. estaba por terminar, su recorte era lo más cercano que alguien ha estado de la perfección. una sonrisa se dibujaba en su lindo rostro, dos cortes más y... "LUPITA!" le gritó una jovencita morena parada junto a ella. lupita, del susto, cortó su dedo y su manualidad casi digna de dioses se bañó en sangre. "puta madre!" gritó lupita y aventó las tijeras con todas sus fuerzas,  casi dandole muerte a ramón contreras, un gordito que intercambiaba cartitas con su amigo francisco. lupita volteó a ver a la culpable de su falla, con los ojos irradiando vehemente odio, con los puños apretados y respirando duro. las muchachas se quedaron viendo. "perdóname, lupita" dijo conchita, la jovencita morena, tan avergonzada como se puede estar, al ver a lupita con asesinato en en la mirada, "pero te quería... te quería preguntar... una cosa". lupita era linda y perdonó de inmediato. "no pasa nada" reconfortó lupita, sonriente y recuperando su buen humor, "siéntate" y señaló la banca de antonio martinez quien ya no iba a la escuela porque se había vuelto narcotraficante. "qué tienes en tu mente?" preguntó, chupando su dedo. lupita siempre traducía literalmente expresiones del ingles porque su mamá, quien también venía de norteamericana, se había empeñado hasta la obsesión de hablar sólo español y durante la niñez de lupita, por falta de expresiones de el idioma que tanto quiero (español), su madre, a la hora de expresarse traducía sin recato esas expresiones que sólo hacen sentido realmente en ingles. conchita se incomodo tantito, pero luego recordó todo esto que acabo de narrar. se sentó y, marrón, vio hacia abajo, invadida por la pena natural de la inseguridad juvenil. lupita se lleno de ternura y no titubeó en expresarlo con una cara. "ya!" soltó como un chillido agudo y un manazo cayó amigable sobre el hombro de conchita "dime!" gritó lupita, llenándose de curiosidad. conchita levantó la mirada, en ella había un sentimiento profundo y verdadero. sus ojos estaban llenos de lagrimas y sus mejillas coloradas como las calles de país que jode con el orden del mundo. el corazón de conchita latía como si fuera una obesa morbida y en su mente se decía que era mala idea y que lo abortara todo, que renunciara, que que tonta fue en creer que tenía una chance, que no tenía oportunidad de alcanzar un final feliz en esta empresa tan descabellada que había emprendido. "no, no, no te preocupes" balbuceó conchita, con las manos temblando y la cabeza dandole vueltas. empezó a pararse y lupita la sentó con otro manazo. "ya!" gritó más de lo necesario, "no seas tímida!" lupita parecía disfrutar demasiado de todo ese asunto. "dime" dijo con una voz extrañamente grave y los ojos en blanco, como si estuviera poseída por el diablo. cochinta supo entonces que la única manera de salir de tan embarazosa situación era diciendo neta. "bueno, lupita, yo sé que apenas nos conocemos y tal vez esté fuera de lugar en perdirte que... es que la verdad no se me ocurre otra manera" lupita le dio una cachetada y ordenó harta de la timidez de su compañera "habla, mujer". al recuperarse del susto, conchita confesó que se moría por el hermano de lupita, venustiano wilson, un güero dos años mayor que las muchachas. "ahh" hizo lupita acostumbrada a que jovencitas se le acercaran para hablarle de su hermano. "y que quieres que yo haga?" preguntó lupita fingiendo novedad. "por favor, lupita! dime que puedo hacer para gustarle!" gritó la morena, poniéndose de pie, con los ojos muy abiertos, cubierta en sudor, dejándose llevar por la pasión incontrolable de su corazón inexperto. la güera se echó para atrás, pegando la espalda contra la pared, no dejando ni un segundo de ver a la ya-no-una-niña-todavía-no-una-mujer sentarse otra vez, retorciéndose de la pena. "creo que no es secreto... " empezó lupita, tomando una actitud confianzuda, rara en ella,  quitando la vista de su interlocutora "que mi hermano es medio cochinote". conchita asintió, todo el mundo sabía que a venustiano wilson le gustaban cosas raras, "tú me caes bien, conchinta, y te voy a decir la neta" dijo lupita, regresando sus ojos a la cara colorada que tenía en frente, inclinándose hacia el cuerpo juvenil, firme y bien formado de conchita. "el camino directo al corazón de mi hermano..." hizo una pausa para incrementar el suspenso, la muchacha víctima de la calentura adolescente escuchaba con toda la atención que le permitía su cerebro. "el secreto es..." lupita repitió no más para joder con su compañera, "aja" dijo conchita reconociendo las intenciones hijas de puta de quien le hablaba, "es..." "aja, aja" la desesperación empezaba a emerger, "esssss", "ya, lupita, puta madre, deja de joder con mi cabeza!" gritó conchita, tomando a lupita de los brazos. las muchachas se vieron a los ojos, una sujetando a la otra, una muy agitada, la otra descubriendo la diversión que provoca molestar a los demás. así, viéndose, lupita reveló "las pantis sucias".

conchita dejó de lavar su vagina de adolescente sana y fuerte y de cambiarse sus pantis un mes. ya olían a una combinación de mercado mal oreado de queso para ricos y de variedad internacional de pescado echándose a perder. tomó sus pantis sucias ahora verdes que una vez tuvieron lindos dibujos de helados en barquillos y las dejó, una vez que fue a estudiar a la casa de lupita, bajo la almohada del hermano venustiano. llevada por el romance, besó sus pantis, casi vomitándose y provocándose un dolor de cabeza que le duró por días. venustiano, después de tener los sueños más eróticos de su vida, las encontró y se enamoró de inmediato, nunca en su vida había olido tan penetrante olor y lloró de la felicidad, oliendo tan duro que empezó a alucinar. conchita siguió dejando sus pantis sucias bajo la almohada durante meses, cada vez enamorando más al ya perdidamente enamorado venustiano. así siguieron las cosas hasta que un día que se canceló la practica de fut bol, venustiano, llegando temprano a su casa, cachó a conchita dejando sus pantis sucias. se volvieron novios y fueron felices hasta que conchita se murió de tanta infección vaginal.

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