Friday, November 21, 2008

unos chavos del japon

estaba sentado en un bar a las 3 de la tarde. con un vaso lleno de whiskey y un cigarrillo en la boca, vi entrar a 3 chavos de japon. dos de ellos con estuches de guitarras en las manos, entraron y se sentaron a dos bancos a mi derecha en la barra. "sake, kure" le dijieron al cantinero, el les dio cerveza y los chavos se pusieron a tomar, fumar y platicar en japones. yo apenas los miraba, tenia la mente perdida en otro tiempo, no mejor, no peor, solo no ese que vivia en ese momento. un chavo en japones le dijo al encargado que querian tocar, tocaban por licor, tocaban por el amor a la musica que creian en peligro de extincion. el cantinero se quedo viendo un rato un vitral con la cara de hugo sanchez por donde entraban rayitos de sol revelando motitas de polvo, pensando, hace años nadie tocaba en su sucio bar, luego nos miro a mi y a una mujer italiana voluptuosa con pelo en las axilas sentada a mi izquierda, no tomaba, solo fumaba callada, con su vestido rojo con flores amarillas pintadas como por Vicent van Gogh. "ok" dijo por el fin el encargado sin estar seguro si era lo mejor para el negocio, luego rio cuando recordo que los unicos clientes eramos yo y la siempre callada italiana que se limitaba a comprar cajetillas de cigarros. los chavos de japon tomaron de un trago el resto de sus cervezas, agarraron sus estuches y sacaron sus guitarras. el que no tenia guitarra salio un momento del bar y regreso con una bateria austera que supuse sirviria para el cometido de estos tres misteriosos sujetos. quitaron unas mesas y colocaron sus instrumentos, conectaron sus guitarras a unos aplificadores que parecian estar ahi esperandolos desde siempre. el encargado trajo los microfonos de cuando el bar tenia como regulares a mas de dos personas. los chavos de japon, en esa tarde de lunes, viendo la nada, sujetando firmamente sus instrumentos, empezaron a tocar. yo seguia volteado hacia la barra dandole traguitos a mi whiskey, dandole fumaditas a mi cigarrillo y ahora pensando en un cuento en el que trabaja desde que tenia 16 años. oi como empezaba la guitarra, timida, pero prometedora, voltie hacia los chavos de japon, uno como en trace tocaba el intro de la cancion, los demas esperaban expectantes el instante de empezar. me impacto lo solemnes que tocaban, hace años no veia musicos tan serios, en esos tiempos solo tocaban pendejos que se creian muy graciosos y hacian ruido no como forma de expresar su angustia existencial o experimentar con el sonido, si no porque los muy pateticos ineptos no sabian tocar sus instrumentos. con la guitarra, el mismo que la tocaba, empezo a cantar, luego los demas tocaron una cancion alegre en un ingles con marcado acento japones. la cancion con estructura comun: intro, verso, verso, puente, coro, puente, verso, verso, coro y outro. a todos nos pusieron una tierna sonrisa en las bocas y un brillo en los ojos. tocaron media hora, todas las canciones parecidas, me intrigo saber de que trataban las canciones, no entendia nada gracias a ese acento, que me frustraba y a la vez me encantaba. me quede sin saber por lo anterior y porque no era mi deseo arruinar ese misterio que los rodeaba, elevaba y alejaba, con mi conversacion en mal japones. acabaron y se sentaron a la barra a recibir su paga, tomaron, sonriendo y, me imagino, dandose feed back sobre como habian tocado, como si fueran los unicos sobrevivientes de una epidemia mundial, toda esa tranquila tarde de otoño.

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