el verdugo

mi padre hacia fila en una oficina de gobierno. la oficina atascada de gente, yendo y viniendo, como locos, perdidos en el laberinto que son los tramites gubernamentales. mi coautor esperaba su turno, nervioso, con un cigarrillo en la boca, chamarra de cuero cafe, jeans negros y zapatos gastados. jugaba, con la mano en el bolsillo de su chamarra, con una moneda de cinco pesos. llego su turno. "asunto?" dijo uno sin alma, en una ventanilla con el numero 0 arriba, "una ejecucion" dijo mi padre oyendose hablar, viendo la nada.

en la oscuridad de mi mente, en la distacia de mi inconciente, brillaba mi pantalla mental. se proyectaba una vieja pelicula, ya desgastada. era 1994 y tenia 7 años. con el color de mis chapitas y el brillo de mis ojos intacto, vestido con unos shorts azules y una playera hecha en casa de mi equipo de fut bol favorito, el necaxa, veia el cielo, un caluroso dia de mitad de verano, sentado en la banqueta frente a mi casa, con un vaso de unicel lleno de agua de orchata a mi lado. trataba de acordame como habia llegado a donde estaba, trataba de acordarme de la infinita lista de tareas, me rebelaba inutilmente contra la complejidad de la vida. veia el cielo, sentia el calor del sol. de repente, una sensacion molesta aparecio dentro de mi. primero lo detecte en mi panza, luego corrio por mi pecho hacia mi cabeza. fue cuando me di cuenta de que habia mordido mas de lo que podia masticar "yo no estoy cortado para esta vida" dije casi llorando con mi dulce voz infantil.

el verdugo se quito su capucha. era un tipo en sus 30s, con los ojos en blanco, el cabello desarreglado, de aspecto sano y aun joven. tomo un cigarrillo de debajo de su tunica de ejecuciones, lo puso en su boca, justo le iba a dar fuego cuando llego mi prima trini a suplicar por mi vida. "no lo mate, que es bueno!" grito ella antes de que la echaran del juzgado. el verdugo, acostumbrado a tales escenas, vio como sacaban a mi prima y siguio con lo que hacia. camino hasta la vacia sala de verdugos, se sento en una mesa con un folder en la mano, lo abrio y leyo mi caso. hojeo mi vida, despreocupado, con el cigarro quemandose en su boca. rio unas cuantas veces, acabo y volteo hacia la ventana. los rayos del sol revelaban las motas de polvo, entraban dulcemente, haciendo al cuarto en extremo agradable. suspiro, cerro el folder, le dio una fumada a su cigarro y exhalo muchisimo humo.

"oh dios, no me dejes morir, yo creo, tengo fe!" gritaba un negro en la celda de a lado. yo lo miraba, sentando en mi camastro, con un overol gris, resignado a perder la vida. no me costo mucho trabajo despedirme de todo y estaba listo para dejar de existir. el negro lloraba y gritaba, de rodillas, con las manos juntas, rezandole a un producto de su imaginacion, a la mas cruel de las bromas, si me preguntan a mi. el pabellon de ejecuciones estaba casi vacio, solo aquel negro y yo. empezaban a molestarme las suplicas y el llanto cuando llego mi abogado con dos policias y un sacerdote. "ahorreselo" le dije, serio, al padre, estire mis manos, me pusieron las esposas y sali a oir la musica, a acabarlo todo. caminabamos por el oscuro pasillo, voltie por ultima vez hacia el negro que me miraba, diciendome con la mirada que soy un monstruo y que nunca debi de haber estado vivo, yo no podria estar mas de acuerdo. "aveces tenemos que volvernos animales" me dijo el abogado, sonriendo.

trini lloraba desconsolada, rodeada de una multitud de despistados, curiosos y sadicos tocandose los genitales. "no me lo maten!" gritaba, maltratando, gracias a la desesperacion, mi unico libro, con sus lindas y rosadas manos. se oyeron gritos de alegria cuando sali al jardin de ejecuciones. camine, seguido de los policias, serio, hacia un arbol donde colgaba una cuerda. trini corrio hacia mi, me tomo de las manos, vi sus ojos reventando con tristeza, le sonrei y dije "trinidad, se fuerte, oyes? se fuerte" ella me miro sorprendida, acababa de robarle las palabras. la deje atras, pasando la multitud recibi nalgadas, escupitajos y patadas. llegamos por fin al arbol. pusieron la cuerda en mi cuello, me subieron a una caja de cerveza barata y esperamos al verdugo. la cuerda se sentia pesada en mis hombros y raspaba mi cuello. cerre los ojos, ignore los gritos de la gente, senti el viento por ultima vez, meti todo el aire que pude y me concentre en el canto de los pajaros. salio el verdugo, se oyeron gritos de alegria, lo mire "asi que ese es quien va a acabarlo todo, eh" pense despues de ver su tunica negra brillando por la sangre. tenia un cigarrillo en la boca y un libro vaquero en las manos. camino rapidamente hasta el juez, confirmo la ejecucion, me miro a la distancia, sonrio, se puso su capucha y, en un carrito de golf, fue hasta el arbol. la gente gritaba de alegria "yay!" "mucho gusto" me dijo el verdugo, acercando su cabeza a la mia. echandole el ultimo vistazo a la tierra, de pronto, entre la multitud, vi a mi padre, viendome detenidamente, tenia que verlo con sus propios ojos. verlo produjo un sentimiento extraño que se apodero de mi "papa, papa, veniste a dejar el recibo y verme colgar?" le dije con los ojos. "ultimas palabras" me dijo el verdugo, despertandome del trance en el que estaba. no era costumbre lo de las ultimas palabras, pero habia oido que yo era un tipo ocurrente y le daba curiosidad ver mi reaccion "a la mierda" le dije mirandolo casi insultado, harto de la espera, el me miro decepcionado y "toma!" grito, pateó la caja y colgue.

mori y me fui al infierno. mientras moria sentia que me introducia a las aguas del lago mas calmado y frio. todo se empezo a apagar, las memorias se fucionaron, la conciencia se perdio. en la pantalla mental se empezo a proyectar el ultimo producto de mi imaginacion: rodeado de niebla, caminaba por un bosque con arboles sin hojas, con el viento silbando siniestramente, el cielo gris y me sentia mas sucio que nunca. llegue al final del bosque, a un precipicio. en el horizonte amanecia, sonrei notando que la sensacion molesta habia desaparecido por completo, estuve parado unos segundos en el borde, voltie hacia abajo, no habia fin, salte y cai toda la eternidad.