Tuesday, September 07, 2010

pequeña nalgona

no es secreto mi amor hacia las mujeres con nalgas esculpidas como por un miguel angel amante del super booty. quien me conoce sabe que cada oportunidad que tengo la aprovecho y les canto a las nalgonas de la tierra. les canto dulces poemas de amor desde lo más profundo de mi siniestro y tenebroso corazón. yo soy un tipo como cualquiera, sí, y mi talento es mi limitado, pero me esfuerzo, me esfuerzo como nadie nunca y levanto mi puño al cielo y le grito a los astros mi amor hacia las dueñas de culos gigantes. explota como dinamita en mi pecho el deseo hacia las mujeres con siluetas irregulares, sí, yo soy un amante empedernido de la nalga levantada y hacia adelante, que pone a la tercera dimension en todo lo alto, que le recuerda a todo el mundo el eje de la z, pero hay un tipo de nalgona que se lleva más que las otras las palmas... una nalgona que parece diseñada para fijarte unicamente en eso que infla el sexo, como si dios perdiera toda vergüenza y confesara su fascinación por el culo gordo. la nalga de la que hablo es... la pequeña nalgona.

miraba el cielo preguntandome sobre la existencia cuando pasó frente a mi una jovencita de 1 40 de estatura. apenas pude ver su pequeña cabeza en mi campo de visión y hasta hoy, 20 años después, agradezco a la suerte. la cabeza como la de cualquier otra, bien peinada y llena de cabellos castaños. una que no debió llamar la atención, pero gracias a la vida lo hizo. baje la mirada hasta toparme con un culo gordo y salido, uff, uno culo que en cualquier otra mujer sería un culo excelente, pero por la anatomía de su dueña, era un trasero magnifico. mi pito reventó y encontré a mis calzones llenos de semen. "al pito!" dije mientras caía sobre el humedo y verde pasto, como si desde el paraíso me hubieran lanzado un tabicazo y me hubieran dado justo en donde una vez estuvo mi mollera. me recuperé rapidamente y antes de que puedan decir "yay otro cuento sobre un culo gordo!" ya estaba sobre mis pies, listo para la conquista. me armé de valor y caminé hacia la culona. "hola!" le grité, "howard you?" pregunté, recordando una broma de la que nadie se rie. "hola" me dijo ella un poco sacada de onda. "bien, gracias" respondió, agradablemente sorprendida por toparse con un bilingüe que no teme mostrarlo. "me llamo alonzo" le dije poniendo cuidadosamente una coqueta sonrisa en mi redonda cara, "yo me llamo..." los segundos se volvieron minutos, el viento, como controlado por una inteligencia con el mejor timing de todos, hizo bailar su cabello, miré sus pequeños labios, sus pequeños ojos, sus pequeñas tetas y la molesta sensación de humedad en mi ingle me recordó su tremendo culo. "carmela". las tripas se me torcieron toditas y luché como nunca antes para no agarrarla a nalgadas. "excelente" le dije, riendo como retrasado. platicamos la platica por default y al parecer le caí bien. "salgamos un día" le dije cuando temí la conversación llegaba a su fin, "ok" dijo ella, pensando que me interesaba llegar a conocerla, que tal vez yo era un tipo bueno, con buen corazón y que podíamos depender el uno del otro en lo emocional, que yo podía corresponder su cariño humano y saludable e inocente, sin saber que estaba terriblemente equivocada y frente a ella había un monstruo disfrazado que no titubiaría ni un segundo en limpiarse el culo con su pequeña alma y escupirle en la cara una vez que me diera eso que tanto quería: su culo. reí al pensar en todo esto, ella no supo a que atribuirle la risa, pero no le dio importancia y sonrió. intercambiamos telefonos y cada quien se fue por su lado. "pequeña nalgona" le dije mientras la miraba alejarse, agarrándome el pene en medio de la calle, con la mirada fija en su trasero, viendolo moverse "serás mia" y solté la más macabra de las risas.

llegué a mi casa y me masturbé hasta que me salieron callos en los dedos y sangre del pito. me preparé para la cita que era en una semana. idas regulares al gimnasio y al psicologo que me ayudaba para no decir lo que pensaba. pasó la semana y estaba listo, me veía mejor que nunca y no habia linea directa entre mi cabeza y mi boca. la llamé "bueno? carmela? estás lista?" quedamos en un cafe por su casa. la hice reir, le conté puras mentiras y, para el final de esa cita, ya estaba asomandome al interior de su corazón. quedámos en ir a un antro el próximo fin. yo regularmente no voy a esa clase de lugares, sobre todo porque hay peor gente que yo en ellos y porque el alcohol cuesta lo mismo que todas mis pertenecías, pero la culoncita lo valía e iría hasta el mismo infierno para tener entre mis afeminadas manos al objeto de mi obsesión. "un día" dije después de despedirnos, "un día" y manejé como maniático de regreso a mi casa. esa noche soñé las cosas maás bellas y al despertar sabía que nada podía detenerme.

pasó la semana y llegó el viernes. era hora, no podía fallar. me miré en el espejo antes de salir y me di confianza a la mr orange en reservoir dogs. llegué al antro. un solo pie dentro y la vi, ahi parada, entre la gente, super linda y chiquita y con un vestido que hacia ver a su culo más delicioso que nunca. caminé como atraído por un rayo de nave extraterreste hasta que me encontré frente a ella. "hola" le dije confiado y galán. "hola" respondió, sonriendo. nuestras miradas se encontraron unos segundos y entré en un trance del que me sacaron de empujón. un güero alto y flaco, con cara de retrasado mental, había puesto su brazo al rededor de la chaparrita con sabroso trasero. "ah este es mi novio... humberto" "novio?" alcancé a balbucear, "que hubo" oí su voz de idiota, "y esta es mi amiga lucrencia" y giré mi cabeza hacia lo que parecía algo que puedes encontrar cualquier día en el norte del país, una fosa común con cadaveres descompuestos, "hola" me dijo la fosa. "puta madre" me dije al entender lo que estaba pasando. me arrastraron a una mesa y el novio alto güero que en cualquier otro país sería un pendejo, hablaba de como la enana culona y él se conocieron, a mí lado, la puta fea trataba de emborracharme, acercando un vaso lleno de whiskey a la boca. yo miraba la nada estupefacto, sin creer lo que pasaba. "mierda" decía una y otra vez con ganas de llorar. "bueno, dejamos que platiquen, vamos a bailar" dijo la culoncita retrasada que no entiende cuando uno quiere destruirle el recto. se paró ella y su novio y bailaron cerca de la mesa. la culoncita le pegaba el exquisito culo a la rodilla del cabrón más suertudo del planeta que se movia con tanta gracia como un sindrome de down. yo los miraba reventando del coraje con la fea a lado besándose con algún borrachín inconsciente. "a la mierda!" dije, derramando una lagrima y salí de aquel horrendo lugar. regresé a mi casa, sintiendome como un perro, a esperar a la siguiente pequeña nalgona.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

leo con gusto que pules tu escritura y que el humor que es tu firma, no ha perdido un gramo de genialidad.

4:14 PM  

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