Saturday, June 23, 2012

amor de madre

3

"lucifer, oh lucifer" llamó mi madre una mañana. yo estaba frente a mi teclado, componiendo canciones de amor. yo y mi madre teníamos una relación complicada, como la de cualquier adulto que sigue en la casa de su madre muy adentrado en la adultez. "sí, madre querida" contesté limpiando mis esponjosas manos con un trapo antes de acomodar mi copete con los meñiques. "lucifer, oh lucifer" volvió a llamar mi madre. "sí, madre querida" dije levantándome de mi cómoda posición y yendo hacia la enorme habitación en la que fui parido hace muchos años un desastroso día de otoño. "cariño, necesito pedirte un favor" me dijo distraída, sacando desordenadamente ropa de su ropero gigante y aventándola donde fuere y, sin verme, sin parar, atravesando su recamara, yendo de aquí a allá, desapareciendo en su vestidor y volviendo a salir, moviéndose como una maquina fuera de control, sin un segundo para respirar, con siglos de argumentos sobre la grandeza intelectual de la humanidad simplemente tirados a la basura, qué importa? qué más da? me le quedé viendo, con un sentimiento extraño en el pecho. siempre me ha dado entre terror y fascinación la independencia del pensamiento femenino, sobre todo el de mi madre, de esa supuesta obligación que tiene el hombre post ilustrado con la logica. "qué pasa?" le dije cansado de la espera y mareado por sus movimientos de lunatica. "una canción para una marca de gelatinas" y unos segundos de silencio. "gelatinas?" repetí en forma de pregunta y susurro, confundido y un poco asustado, no realmente seguro si entendía lo que me decía, parado en el umbral de la puerta y la realidad. era yo realmente quien yo creía? estaba realmente donde creía que estaba? miré mis pies y sentí la madera de la puerta, revisé la idea que tenía de mí, repasé mi memoria en búsqueda de identidad. sí, escribía canciones, pero de amor, escribía canciones sobre el sentimiento más puro y hermoso que una persona puede generar! pero gelatinas? escribía yo canciones sobre gelatinas? no, gelatinas no. "qué?" me salió como vomito producido por el asco más salvaje. mi madre se detuvo, ella sabía que yo no tenía un chance en este mundo, no importara que tan bueno fuera, nunca lo iba a lograr, iba a depender de ella para siempre, ella lo sabía, me vio, recordándomelo, diciendo "ah sí, culero? te quieres poner punk? quieres morder la mano que te alimenta? quieres jugar este juego? así que la basura de repente creció testículos, eh? con que te volviste un hombre de la nada, eh? vaya, vaya, vaya, qué interesante pequeño problema tenemos aquí" la lucha psicologica no se hizo esperar y nos vimos a los ojos durante desgarradores segundos. traté de aguantarle la mirada, pero sí fuera la clase de hombre que posee seguridad y confianza no me vería en este tipo de situaciones en primer lugar. de pronto ya tenía agujetas ocupando mi campo de visión. "sí, quiero..." y me zapeó mentalmente "que hagas una canción para la marca de gelatinas de un amigo, para un comercial" me señaló como su forma de invitarme a atreverme a jugar con ella "y la quiero bien". las preguntas en mi mente empezaron a salir como abejas provocadas, "qué está pasando?" creo fue la que predominó. a lo que había llegado mi vida, cochina maldita suerte. esta era una lucha que no podía ganar, me sentí como la criatura más patetica de la creación. "ok, lo que sea" dije conteniendo mis ganas de llorar.

regresé a mi cuarto y me senté frente a mi teclado. "bien... gelatinas" dije, rindiéndome y poniéndome a ver la tele. me quedé dormido con una papita en la boca y fui despertado subitamente de una pesadilla horrible en la que no me hubiera importado quedarme para no despertar a lo que desperté. la visión de mi teclado me producía escalofríos. la tarea era una que no sólo jodía con mi pereza, si no que se metía con el poco orgullo que me quedaba. todo esto era imperdonable, para el colmo tuvo que meterse con la cosa que guardo más sagrada, con mi música, con mi arte, imperdonable en verdad. "no, no importa que pase, no voy a escribir esa canción" me decidí en la tina, tomando un baño de burbujas. me sentí orgulloso de mí mismo, por fin me estaba convirtiendo en un hombre, medio tarde, pero ya saben lo que dicen, es mejor que nunca. el día siguió corriendo. me tiré en el jardin, sobre el siempre húmedo y siempre verde pasto, a ver el cielo tan bello, a ver, hipnotizado, las nubes flotar despreocupadas, a seguir su recorrido por la pista azul infinita. oí el grito de los pájaros y el ladrido de los perros. suspiré de lo contento y me dije que aspirar a mayor felicidad sería un abuso. el delicioso aire que entraba en mis pulmones eran caricias de esas bellezas que viven en los sueños. seguí con mi día como si fuera cualquier otro. vi la tele, tomé una siesta, fui al cine y comí comida cara que no vale lo que cuesta. llegó la noche y no otro pensamiento le fue regalado a la misión maldita. que todo se vaya al diablo. esa noche dormí como un bebé y, ya recuperado del todo, con el buen humor surcando mi espíritu como olas en mar abierto, soñé cosas graciosas e increíbles.

estaba sentado frente a mi teclado masticando un lápiz, con las musas susurrando arte genial en mi oído. "sí, sí, sí" repetía mientras escribía en una partitura. "oh dios mio" dije al eyacular con el pito del alma el semen de mi corazón. toqué y canté mi soledad afuera, integrándome al cosmos, explotando, dejando atrás mi estado físico. trascendí este universo y volé a través de dimensiones. lloré y grité con los dedos bailando como gene kelly sobre las teclas blancas y negras, pintándolas de rojo con la sangre de mi pasión. mi garganta soltaba el alarido del amor, me convertí en un aspersor de sudor y puse mi cuerpo y mente a prueba. era mi obra maestra, era la absoluta exteriorización de todo lo que tengo dentro. acabé y me desplomé como si mi cuerpo fuera un disfraz sucio que me quito después de una fiesta de disfraces que duró demasiado. "capullo de amor" la llamé y me tiré en un sillón, satisfecho, a fumar, empapado, con trabajo para respirar, exhausto. por fin había vertido en el mundo el contenido de mi ser por medio de mi arte y ahora podía morir tranquilo. estaba absorto en esa clase de pensamiento cuando fui espantado por la repentina percepción en mi puerta de una de las sirvientas de mi madre, sólo dios sabe cuanto llevaba ahí. "joven" dijo llena del miedo característico de los indígenas en mi país; 500 años y no nos hemos agarrado confianza los unos a los otros; el hombre blanco y el hombre café, al parecer, no están listos para ser amigos. "la señora quiere a hablar con uste'", "de acuerdo" le dije seguro de mi mismo, regresó a mi mente el encargo de la progenitora, era hora de juntar valor y decirle de una vez por todas que se vaya por donde vino, que yo soy mi propio jefe y que yo soy el amo de mi destino. semejante hazaña iba a tomar tantita motivación, era hora de la verdad. me paré frente a un espejo y, con la confianza generada tras semejante exposición de talento, me dije "tú lo puedes todo/eres el alpha y el omega/nadie más nunca te va a decir que hacer/eres lo mejor que le ha pasado a este mundo/vas a triunfar y no hay persona viva que pueda detenerte/eres el número uno y no hay quien se te compare/sabes por qué? porque eres súper chido" me llené de emoción, acomodé mi cabello, besé mi mano, toqué el espejo y salí a enfrentar a la dictadora déspota de mi vida.

llegué a su cuarto y encontré un perro viendo la nada con la lengua de fuera, perdido en su mundo canino. "un perro" dije por decir, "hmm" hice, había encontrado un remplazo. toqué la puerta y mi madre salió de su baño. se sentó en uno de los dos sillones rosas a los lados de una mesa y sobre ésta un jarrón con flores frente a una ventanal que dejaba a entrar poetica luz. cruzó las piernas, se echó para atrás, tomó un cigarrillo fino de la cajita que estaba sobre la mesa, lo prendió, le dio una fumada que disfrutó demasiado en mi opinión, se acomodó y me miró, sabiendo ya las respuestas del interrogatorio a venir. "tienes mi canción?" preguntó con humo todavía saliendo de su boca y nariz. aunque luché todo lo que pude, al final fue intimidado por la frialdad de mi madre, por su completa seguridad de que yo era the scum of the earth.  quité la cara de idiota y me enderecé al notar que era momento de responder, tratando de sonar lo más masculino posible, contesté en una voz ridiculamente grave "no". ella vio sus uñas recién salidas de manicure, soltó un ruido burlón y me miró con desprecio "por qué no?" preguntó como quien sigue torturando por placer al interrogado del que ya se sabe todo. aclaré mi garganta, traté de enderezarme un poco más y respondí con voz quebrada "yo soy el amo de mi destino, el dueño de mi futuro". ella rompió en carcajada y, en una fracción de segundo, paso de la risa a las lagrimas, llena de coraje me dijo con odio genuino que yo era, en toda su vida, su único motivo de vergüenza. esto, a cualquier otra persona, lo hubiera causado mucha pena, pero para mí fue una brisa descubrí sorprendido. estaba inmunizado contra todo por años de lenta insensibilización y su desprecio chocó contra mí como marea baja contra una muralla de rocas. me di la vuelta, le di la espalda y regresé a mi cuarto a practicar una y otra vez "capullo de amor".

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