Lagrimas de pus

"eres un mounstro" dijo el psicologo a cristobal, horrorizado. "solo estoy roto" murmuro cristobal viendo al psicologo sobandose la frente, bajando la mano por su cabellera hasta sus ojos una y otra vez, tratando de pensar, trantando de controlarse, cubierto de sudor, temblando. que era eso, quien era este que tenia en frente, que clase de horrible enfermedad ocupa el cuerpo de este sujeto? que pasa por su cabeza mientras esta terrible afliccion lo invade? que va a ser de el? todo esto se preguntaba el psicologo, nervioso, sin saber que hacer. "vayase" por fin dijo el doctor, señalando la puerta, ocultando la vista, alejandola lo mas posible, apenado de no poder hacer nada, apenado de no estar lo suficientemente preparado, "que fenomeno tan horroso acaba de revelarse ante mi... como descubrir una especie nueva y no saber que hacer con ella... no hay entrenamiento para esto". "estoy roto" penso cristobal al tomar su chamarra y salir del consultorio. la psicologia era su ultima esperanza, la esperanza que se fue directa a la basura.

cristobal era el resultado de la mas desoladora soledad. una soledad que se habia vuelto una constante, un total y ahora habia ocupado, se habia propagado tanto por cristobal, que eran uno mismo. el era la soledad, la unica cura era la muerte. no habia manera de que pudiera dejar de sentirse solo, no importa cuanto lo intentara, era inevitable, no habia persona, no habra persona en este mundo que pueda curar a cristobal, esta acabado. la soledad lo vuelve a uno loco. la locura lo aparta de todos. poco a poco se extiende por la mente hasta que uno se aleja tanto que no puede volver a conectarse. este era el caso de cristobal. al no poder conectarse y aun vivir en sociedad era solo cuestion de tiempo para que la gente, al progresar en la dinamica existencial, se diera cuenta que trata con un fenomeno brutalmente apatico, formando el mas perfecto circulo vicioso, la reaccion era la accion. no hay conexion con la sociedad. se esta muerto en vida. para cristobal le era cada vez mas dificil existir, su inteligencia promedio solo lo podia llevar tan lejos. el limite estaba a la vista y su vida crujia, su conciencia se fraccionaba, su personalidad, totalmente contaminada por la estatica soledad, colisionaba contra las del resto y esto solo podia terminar en desastre.

un dia, cristobal desperto con algo saliendo de su ojo derecho. fue a su espejo y vio pus. paso el dedo por su pomulo, "lagrimas..." susurro sorprendido "lagrimas de pus". habia comenzado el final. el cuerpo de cristobal habia empezado a demolerse a si mismo. cristobal talvez no estaba totalmente conciente del destino oscuro que tenia deparado, pero su cuerpo, gracias a la infinita sabiduria de la naturaleza, estaba mas que al tanto de el. era hora de empezar a desaparecer. "estoy acabado" se dijo critobal frente al espejo, con pus bajando por su cara, con pus saliendo de su ojo. no habia nada que hacer, era el final de todo. cristobal, rendido y roto, se dejo caer sobre el escusado cerrado y trato de pensar, con solo el instinto de sobrevivencia como motor, en la manera de continuar. "debo encontrar una cura" con los codos sobre las rodillas, con la mirada fija en los azulejos, con el corazon latiendo duro. "no hay manera" cayo tantita pus sobre donde estaba fijada su vista.

pasó el tiempo y cristobal cada vez estaba mas flaco y debl. su muerte se acercaba y el lo sabia. "no puede ser" repetia una y otra vez, tirado en su cama, con el cerebro colapsando. mientras moria, en su pantalla mental se proyectó el camino hasta este horrible lugar, vio como habia llegado hasta donde estaba, siguió cada decisión que había tomado. se partía por dentro, el corazón le dolia tanto, no habia nada que pudiera hacer, solo morir, desaparecer, dejarse de tonterias. "maldita sea" fueron sus ultimas palabras, salio su último aliento y el mundo siguió exactamente igual.