Wednesday, January 06, 2010

la tragedia de no saber que eres un idiota

humberto despertó y, como todos los días, se paro después de unos minutos de dar vueltas en su cama, fue al baño y se vio detenidamente en el espejo. había pistas en su cara, algo le decian sus facciones, pero no podía poner el dedo en que era. se vistio con ropa de moda, más por reflejo que decisión, entró a la red social y, embobado, checó que hacian sus "amigos", que había de nuevo, comentó tonterias, que nadie respondia, y se fue a ver la tele a matar pasivamente el día.

su vida era un desorden, él lo sabía, lo que no sabía era porque. sin trabajo, ni escuela se pasaba los días sentado viendo la tele, programa tras programa, así corria el día, así se acercaba cada vez más a la sepultura. en la red social y la television. para él, el internet era pornografia y la red social. dos páginas lo resumian todo.

un día, la mamá de humberto, invadida por el miedo de tener que mantener a su inútil hijo el resto de su vida, habló con su familia -gente querida, ustedes saben tan bien como yo el enorme peso que cae sobre nosotros. la idea universal de la familia se ha vuelto contra nosotros y nos ha convertido en victimas. no digo que yo no sea culpable, no digo que no merezca un castigo. no sé si sea la crianza o la naturaleza, pero yo tuve que ver con las dos- por las mejillas de la mamá de humberto bajan amargas lagrimas. de pronto sus ojos estallaron con coraje -pero esto es demasiado!- gritó y señaló el cuarto de tele de donde venian las carcajadas de humberto. la famila, el padre y el hermano, la miraban serios, sabían de lo que hablaba y no podrían estar mas de acuerdo. -pero que hacer?!- dijo al final la madre dandose la vuelta, escondiendo sus lagrimas de desesperación y la más profunda y devastadora tristeza, bajando la cabeza. el padre de humberto hace mucho había pensando en una solución, pero a todos se les hacía exageradamente terrible. el padre tenía un hermano con un el mismo mal que humberto, lo mandarían con él, lo mandarían a alaska. todos asintieron, como complices de un crimen brutal, pero que debia hacerse. la madre caminó llena de valor hacía la sala de tele, apagó el televisor y le dijo a humberto, sin un rastro de sentimiento en su ser -te me vas a alaska-

meses después, humberto, que se cagaba de frio o calor todo el año, despertó, como todos los días, todo sucio. se paró y fue al baño. se vio en el espejo mugriento y revisó su cara. sus ojos, su nariz, su boca. sabía que había algo, pero no sabía realmente que.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home