Thursday, November 03, 2011

el siguiente

pompitas alonzo estaba encuerado, sentado frente a su computadora, exhausto y cubierto en sudor. le dolía la boca por tanto reír y los ojos por tanto llorar. acababa de terminar su último cuento. tomó una cajetilla de cigarrillos domésticos, sacó uno, lo puso en su boca, ya tenía en la otra mano un cerillo prendido, le dio lumbre y fumó. mientras fumaba releyó el cuento. su cara denotaba absoluta concentración y seriedad. punto final y asintió. sí, era un éxito. lo había vuelto a lograr. hizo su tradicional celebración; levantó el puño a la altura de la cara y gritó "de puta madre!". apagó el cigarrillo en un cenicero improvisado y se fue a bañar.

el escritor de cuentos cortos y asesino legal de mascotas en una veterinaria chiflaba una tonadita con el buen humor acariciándole el cerebro. el agua caliente se transformaba en una boca y él en pito. sonreía, diciéndose a él mismo que lo había hecho bien. acabó ese pensamiento y como cual demonio que posee una alma desprevenida, una idea horrenda apareció de repente, era la misma después de cada éxito, y empezó a joder. como una llaga se abrió y saco cantidad considerable de pus. era de esas a las que a uno le encanta picar. su cara cambió en una milésima de segundo y el corazón se detuvo. la duda empezó: qué tal si no lo volvía a lograr, qué tal si no podía pensar en otro cuento bueno, que sería de él? no podría soportar regresar a las filas de ordinarios tontuelos que viven su vida esperando a la muerte, no podía ser un don nadie otra vez. y lo peor de todo era que lo único que podía hacer era esperar, esperar a pensar en otro cuento y a escribirlo bien. "oh!" hizo pompitas y se sintió desfallecer. mientras se secaba vio en el espejo su expresión de absoluta angustia y eso lo empeoro todo. "mierda, mierda, mierda" repetía con dolor de cabeza y pecho. de regreso en su cuarto, la duda ya era dueña y señora del alma de pompitas.

el carismático autor se fue con sus amigos a tomar. todos estaban al tanto de que había escrito un cuento y sabían que tarde o temprano lo sacaría a conversación. "y... ya leyeron el último cuento?" pregunto pompitas colorado. no se sentía cómodo con la autopromoción, se le hacía de sinvergüenzas, pero suponía era algo que debía hacerse, además de que tantito reconocimiento y aseguración le serviría para limpiar la mente de esa molestia que no lo dejaba en paz. "estuvo bueno" dijo uno, "me gustó" dijo otro, "está padre" dijo el último. alonzo sonrió, "sí, creo que me quedó bastante bien". los amigos siguieron tomando y la borrachera cambió la molestia profesional por una existencial y pompitas se olvidó de la duda unos días.

pompitas alonzo estaba sentando viendo el techo con cara de idiota, sacándose los mocos, con la mente en blanco. una idea para un cuento brotó del inconsciente. "ahuevo" dijo, era una buena idea. la trabajó unas semanas hasta que estaba lista para ser sacada del horno/cabeza. se sentó frente a la computadora y escribió pura basura. "me cago" dijo, lleno de coraje. "nada de nervios" leyó de una hoja que estaba justo arriba del monitor, "nada de nervios" repitió y se fue a ver la tele. semanas después escribió una historia sobre dos cachorritos que eran convertidos en peperamis por el sistema. lo acabó y de inmediato, sin darle otra leída, lo publicó. no podía cambiarlo en la plataforma, tenía que ver su creación con los ojos del mundo. checó la poca ortografía que sabía, corrigió uno que otro tipo, fue a comer un sándwich y regresó. sus ojos pasaron rápidamente por las letras, en su boca se dibujaba una sonrisa, su corazón era llenado por el sentimiento y dijo "lo he logrado otra vez".

un día, pompitas estaba en una conferencia a la que había llegado accidentalmente. resultó ser de un hombre inteligente que escribía, esto dejo a alonzo en su asiento. alguien le preguntó al conferencista que cual era su triunfo más grande, él rió y contestó, "bueno, hombre, pues el siguiente".

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