Tuesday, July 05, 2011

tuve el pelo chino durante un año

Ramoncito veía su pelo lacio en el espejo. una lágrima, pequeña y triste, bajaba lentamente por su mejilla. de cuando en cuando pasaba su mano por su cabello, se podía oir un quedo y lastimero sollozo. ramoncito, un año, le fue bien en los caballos y había ganado algo de dinero. lo primero que hizo fue ir a enchinarse el pelo, el sueño dorado de su niñez. como era pobre de nacimiento, nunca había podido darle a su cabello esos añorados chinos, ahora era su oportunidad. la primera vez, entró triunfante al salón y con el puño levantando al cielo, lleno como nunca antes de un orgullo altanero, pidió un permanente, seguido todo por una carcajada estruenduosa de torrencial felicidad. la señorita, sacada toda de onda, obdeció. en media hora el cabello de Ramoncito se veía rizado y brilloso. se admiró en el espejo algo parecido a una eternidad, movía su cabeza de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, una y otra vez, absultamente encantado, con una mueca de placer, con un brillo deslumbrante en los ojos. su corazón latía tan duro que una señora se atrevió a sugerirle que debería ir con un doctor. Ramoncito regresó a los caballos, volvió a ganar y fue a enchinarse el pelo, así fue durante ese año.

un día, nublado y miserable, los caballos a los que les apostaba dejaron de ganar y el dinero fue acabandose poco a poco. esto podía significar no más chinos para Ramoncito. veía su cuenta de banco vaciarse y su cabello alaciarse. su madre, quien estaba enferma de la panza, le suplicaba que ahorrase un poco de dinero para su operación. "es tu responsabilidad de hijo" le decía tirada, aferrada a sus piernas, gritando fuera de sí, aterrada por la idea de morirse. pero en la cabeza del demente muchacho sólo corría un pensamiento, una idea inamovible, que lo cegaba al dolor de su madre, "mis chinos, mis chinos". iba todos los día a los caballos y, gritando por la frustración y el terror de perder eso que tanto quería, veía como su caballo llegaba último. le daban ataques de ira y golpeaba las paredes con los rizos, cada vez más debiles, yendo de aqui a allá. la gente del hipodromo pensaba se había vuelto loco.

"qué va a ser de mí?" se dijo en el salón de belleza, enchinandose, temía, por última vez, su cabello. después de enchinarse el pelo, fue al funeral de su madre, pasó al banco, sacó hasta el último peso y apostó lo último que le quedaba. antes de la carrera fue al baño y vio sus chinos esponjosos, pero no de tan buena calidad como estaba acostumbrado. esos chinos sobre una cara cansada e hinchada de tanto llorar y poco dormir. anunciaron su carrera, Ramoncito se sentó donde siempre se sentaba y espero vuelto loco por la preocupación, aferrado a su boleto. hacía muy mal clima, soplaba violento el viento y parecía iba a llover. volteó al cielo gris, juntó sus manos y rezó por primera vez en su vida, le dijo a dios "dioscito santo" una ganas terribles de llorar lo invadieron todo, lágrimas empezaron a correr por su cara, pero no se detuvo "por favor, por favor, por favor! dejame enchinarme el pelo, dejame ganar esta última vez, seré bueno, dios mio! pideme lo que sea! por favor, dioscito santo, haz que mi caballo gane, nunca te pidiré otra cosa..." un coraje provocado por su infundado orgullo se poderó de él y ya sobre sus pies comenzó a gritarle al cielo, agitando sus manos "si es que estás ahi, maldito, haz que gane mi caballo! si es que eres de verdad, pruebalo, maldita sea, pruebalo! haz que gane mi caballo!!" la gente a su alrededor, acostumbra a esos espectaculos, seguía con lo suyo. empezó la carrera. el caballo de Ramoncito, al principio, iba hasta delante y tenía todas las de ganar, él brincaba de alegría y soltaba gritos de felicidad, pero poco a poco, segundo a segundo, el caballo llamado "chiringiña" fue quedandose atrás y el rostro de Ramoncito se fue deformando hasta un gesto de horror, el caballo quedó en último lugar. tuvieron que llamar a seguridad para detener a Ramoncito, que intentó saltar la barda y asesinar al caballo.

y así llegamos frente al espejo, en una casa austera, en un cuarto con sólo una cama y una enchinadora en el suelo que no dejaba el cabello como a Ramoncito le gustaba, y en el espejo un joven con todo el aspecto de haber sido testigo de la masacre de su familia, con el cabello libre de rizos, con unos ojos irradiando la más sincera y contundete tristeza. se sentó en su cama y vio la nada. no sabía como o si quiera si podía seguir. un nudo permanente en su garganta. tuvo el pelo chino durante un año y ahora no más. Ramoncito, después de estar tirado en el piso, llorando día y noche, perdido irremediablemente a su locura, se le ocurrió una idea para ganar dinero sin esforzarse mucho.

Ahora, puede ser encontrado en una esquina, vendiendo su cuerpo a pervertidos y anormales, sometiendose a los actos más asquerosos vistos en todo lo que lleva corriendo la historia. Ramoncito se murió se SIDA y fue enterrado con la cabeza llena de chinos. en su lapida se lee "tuve el pelo chino durante un año" sus campeñeros prostitutos tenían un increíble sentido del humor.

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