Thursday, April 14, 2011

ama de casa

"most swagged" decía mi sudadera. corría por mi vecindario, trataba de perder peso para el verano. una pequeña anciana gritó "auuugahh" y se cayó de su ventana, aterrizó justo frente a mí, por poco me pega. yo soy un tipo ordinario, tienen, pero en serio, tienen que entender. mis intereses y mis deseos, mis metas y mis metodos de alcanzarlas son como los de el 99% del planeta, por eso puedo decirles que lo que me pasó fue algo para lo que no estaba preparado. "pequeña anciana" le dije arrodillado, la veía directamente a los ojos, escupía sangre, se iba al infierno en aquella sucia banqueta llena de caca de perro y chicle prehistórico. "oh extraño" dijo tomándome sorprendentemente fuerte del cuello "estoy apunto de morir" y gran cantidad de jugo humano salió de cada orificio facial, "pff dígame algo que no sepa" le dije, haciéndome el gracioso. "toma este papel, tómalo, no seas tímido" lo tomé, era una dirección. "de acuerdo, ahora me voy, con permiso" y los ojos de la viejita hicieron un movimiento hacia arriba y quedaron en blanco, "madre" dije incorporándome, "esa señora es... no más". guardé las dirección, la olvidé por completo y seguí con mi rutina de ejercicio.

días después, la señora que lava mi ropa llegó mientras yo le decía a mi perro que era un perro estupendo. "querido alberto" le decía con mi cara muy cerca a la suya, acariciando sus cachetes de perro "eres el número uno", alberto miraba la nada. "chichixtli, chochoxtl, matixtli" dijo inexpresiva en su idioma en peligro de extinción, con el papel en la mano. "ah neta" dije al entender. leí cuidadosamente la dirección. una extraña e incontrolable curiosidad se apoderaba de mí. "no puedo contenerme" me dije, caminando hacia un sitio de taxi. sin decir una palabra le di el papelito al taxista, "sí, ahuevo" dijo él y allá fuimos. llegamos a una casa enorme, blanca, con miles de ventanas, bastante linda, en la zona rica de mi ciudad. jardines verdes, espacio para más de diez carros y columnas a cada lado de la entrada principal que daba a la casa. una reja enorme electrificada mantenía a los indeseables fuera del mundo esterilizado de quien ahi vivía. "póngase desodorante" lo que le dije al taxista, reí como un idiota y le di un billete con la cara del chavo del 8. me acerqué tímidamente, "ohh" hice, mientras más me acercaba más linda era la casa. una señora fumaba en la entrada principal, vio que pretendía tocar el timbre, "en que te ayudó, hermano?" gritó la señora desde la lejanía, se acercó corriendo y, tomando un barrote de la reja/puerta con cada mano, puso su cara entre sus manos y abrió los ojos más de lo que he visto a cualquiera abrir los ojos, le daba fuertes fumadas a su cigarro, haciendo ruido con la nariz. "una viejita" empecé, sintiéndome algo incomodo, sacado de onda "que se cayó de su ventana" la forma de fumar de aquella señora chaparra y morena me producía escalofríos "me dio este papelito" saqué el papel y lo levanté a la altura de su cara, los ojos de la señora, que ahora sospecha que estaba en algún tipo de droga, se posaron en él, "donde estaba esta dirección" acabé, para entonces ya estaba todo sudado. ahora la rara señora me veía con desconfianza, "dejame ver ese papel" dijo y sacó una mano, se lo di, todo este asunto empezaba a parecerme mala idea. lo vio detenidamente, lo palpó, lo olió y hasta lo lamió, la maldita psicopata. "está bien" dijo la señora, sacó un montón de llaves y abrió la puerta, "sígueme, mu-cha-cho" la desconfianza no paraba, yo estaba cohibido al extremo "ok". "qué locura" me decía mientras admiraba y atravesaba el jardin delantero. entramos a la casa, el recibidor como ningún otro que haya visto en mi vida, excelentemente decorado, todo de un gusto esquisito. no entraré en detalle sobre lo que ahi había y como era porque esto es un cuentito corto y no algún tipo de realismo, de acuerdo?! muy bien, continuemos entonces. pasamos al despecho de quien yo supuse era el amo y señor de ese lugar. para entonces, de tanto caminar, ya estaba muy cansado y no quería otra cosa que un buen vaso de té helado y sentarme un rato, pero parecía que estaba lejos de suceder. la señora me introdujo al despacho y, muy para mi alivio, desapareció. el cuarto estaba oscuro y la silla frente al escritorio me daba la espalda. giró de repente, revelando a un tipo tan viejito como la viejita que cayó desde las alturas. "yolanda te dio aquel papel?" dijo el anciano, "así es, viejo tiempero" como soy un tipo muy perspicaz no hizo falta que preguntara que quien era yolanda, obviamente hablaba de la viejita "y está muerta?" "tan muerta como la vergüenza de los jóvenes hoy en día" esto no le dio risa "mmm muy mal". nos quedamos callados unos segundos "oiga" le dije, ya absolutamente mamado de todo este asunto "no sé que estoy haciendo aqui y ya me quiero ir a mi casa" "uy hombre de mi corazón" aclaró su garganta "me temo que eso va a ser imposible" me dijo calmado, ahi sentado en su silla, "pero por qué?" pregunté angustiado, "yolanda inicialmente iba a ser mi esposa, pero ahora que está muerta, tú ocuparas su lugar" "yo voy a ser su esposa?" pregunté, confundido, buscando confirmación, "así es, joven amigo" me dieron tantitas ganas de reír, pero luego al ver que hablaba en serio, me entró una ira "pero si yo soy un tipo!" grité, agarrándome el pito, "yo no voy a ser la esposa de nadie" y salí corriendo, pero no sabía como regresar y en un parpadeo ya estaba perdido. un monitor frente a mí se prendió, era el viejito. "no hay escape, es mejor resignarse" no podía creerlo, por mi maldita curiosidad iba a terminar siendo la esposa de un vejete, me quería morir. encontré un sillón, me senté y lloré mi mala suerte.

pasó el tiempo y, después de darle una chance, descubrí que ser ama de casa no es tan malo como uno piensa, sobre todo si es de la clase con dinero y nada de responsabilidad. me acostumbré luego luego. el anciano, que se llamaba ruperto, debido a su vejez, ya no tenía deseo sexual, todo lo que quería era compañía, así fue eliminado mi más grande temor. también dormía todo el día y sus ataques seniles me daban risa. me la pasaba bien, tengo que confesar. cuando no tenía que hacerle la platica, me paseaba por la enorme mansión con un porrito en la boca, en bata de baño y pantuflas de excelente calidad. tenía la vida que me merecía. lo había logrado y sin querer. cuando era pequeño, recordé un día de ocio tirado junto a la alberca, veía en la tele a las amas de casa de beverly hills y decía "oh cristo, yo daría lo que sea por ser una ellas" pero al crecer y volverme feo descarté la idea, ninguna ricachona se iba a fijar en mí. lo único malo, supongo, era que no podía salir, pero sólo tenía que esperar a que ruperto se muriera, para lo que no faltaba mucho, y todo eso sería mio, además, de todas maneras, nunca me gustó afuera demasiado. mi vida estaba resulta y las preocupaciones se había acabado para siempre. así, sentado, con una margarita en la mano, me dije a mi mismo, con el corazón contento, que yo era la mejor ama de casa del mundo, luego me reí, me recosté en el camastro junto a la alberca, cerré los ojos y dejé que los buenos tiempos duraran para siempre.

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