Thursday, May 05, 2011

escuela para adultos

fermin acababa de jubilarse. toda su vida había sido portero y desde ese entonces en adelante no lo sería más y viviría del gobierno, de su pensión y de esas cosas que uno recibe del banco. llegó a su casa, se quitó el uniforme, lo guardó, no sintiendo nada en absoluto, y se puso a ver la tele. pasaron 6 días de tele local, su mujer estaba muy preocupada, nadie sabe que le puede hacer eso al cerebro. "fermincito, vida mía, chulada, regalo del cielo" la mujer de fermin era muy cariñosa y siempre cuando uno hablaba con ella se tardaba horas porque la maldita se pasaba diciéndote cosas como "amorcito" y "padre mio", en fin. la cosa era que su esposa quería que hiciera algo más que ver la tele. su hija marimar iba en 2º de secundaria y un día trajo unos panfletos sobre la escuela para adultos. "fermin, cielito, bebe primoroso" fermin le lanzó una mirada, advirtiéndole que se estaba cansado de su mierda "... mira, por qué no te metes a la escuela para adultos y terminas la primaria?" fermin estaba harto de estar encerrado en su casa y accedió sin mayor problema. su mujer fue inscribirlo y empezaba el lunes.

a fermin le daban miedo las cosas nuevas y no quería enfrentar la escuela para adultos solo así que un día fue con su compadre marcelino y le dijo "oiga compadre" marcelino contestó después de tomarse un trago de algún licor raro sin nombre "dígame compadre, en que le puedo servir, chingada madre?" "bueno, fíjese compadre que mi mujer me metió a la escuela para adultos", "no me chingue compadre, luego así se joden las relaciones de amistad", el compadre marcelino soltó una carcajada que sonó hasta la banqueta de frente del lugar horrendo de donde tomaban el ocio pa fuera. "chingue su madre, compadre, esto es cosa seria, por mi puta madre", los dos se quedaron todas azorados. "bueno, olvídelo, que ni es para tanto" dijo fermin, ya calmado, le sirvió un trago y luego uno para él también. se los tomaron y siguió fermin. "quería saber, compadre, por eso de que somos compadres, si usted, ya que por gracia de dios santo también está jubilado y no más se la pasa todo el santo día jalándose la verga... " fermin no encontraba las palabras y se puso colorado, "puta madre, compadre, diga lo que tenga que decir por el amor de dios que nos escupe desde las alturas o cállese y deje de andar mamado tanto pito!" fermin lo miró a los ojos "quiero que se meta a la escuela para adultos conmigo!" vomitó más que otra cosa en forma de sonido. marcelino se llenó de ternura y dijo con una sonrisa en su morena y arrugada cara "faltaba más, para eso somos nosotros los compadres, compadre o que no?". los amigos de años se abrazaron y tomaron el resto del fin de semana. el lunes siguiente llegaron a la escuela para adultos oliendo a muerte.

fermin y marcelino entraron a un salón lleno de hombres como ellos. se hicieron de nuevos amigos de inmediato. la clase empezó, les iban a enseñar, como era una escuela muy moderna y experimental, sobre algo llamado el existencialismo. que camus, que kirkegaard, que sartre, que nietzsche, que schopenhauer. los hombres, al principio, no entendían nada, pero luego, mientras pasaban las semanas y porque su maestro era el mejor, aprendieron, comprendieron todo y empezaron a ver la vida con diferentes ojos. después de la clase se iban a tomar y tenían acaloradas discusiones sobre la libertad, la vida y la responsabilidad de uno. fermin era el más avanzado de la clase y le ofrecieron una beca para irse a estudiar a Alemania, él contestó que sólo si también iba su compadre marcelino. así, marcelino y fermin empacaron sus maletas, que eran cajas de cartón más que otra cosa, le dieron un beso a su mujeres, despeinaron a sus hijos, abrazaron a sus hijas y se fueron al viejo continente. allá todo fue de maravilla, fermin y marcelino aprendieron luego luego el alemán y eran muy populares. en poco tiempo ya estaban dando conferencias y se convirtieron en autoridades de la materia. una noche después de tomar mucha cerveza en berlin, cuando los compadres regresaban a su dormitorio en la universidad, fermin volteó al cielo, sonrió, reconoció lo mucho que había cambiado y desde el fondo de su corazón supo que sin la escuela para adultos él seguiría atado a los mundanos placeres de su anterior vida, suspiró y siguió, tambaleándose, su camino de regreso.

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