Thursday, February 25, 2010

Estoy contaminado

"oh chiquita... por qué? por qué te querré tanto?!" le decia a una fotografía, pasando sobre ella mi afeminada y burguesa mano, una de las miles de veces en las que suspendia mi investigación. oh esa sonrisa enmarcada en labios primorosos, oh esos ojos como explosiones de bomba atomica, oh esos cachetitos que ni mil chaquetas agotan el deseo, ni alcanzan para llegar al placer que sería besarlos, acariciarlos, ni siquiera tenerlos, en carne viva, delante de uno. "que le haces a mi alma?" le pregunte a la imagen de mujer. la doblé, como habia hecho millones de veces, y la guardé en el bolsillo interior de mi chamarra. tomé mis cosas y salí de la bibiloteca, luchando como cual fiera contra mis ganas de llorar.

comia lunch con un colega. "en mi primaria no teniamos biblioteca" le decia, quitando tantito tabaco de mi lengua. "no primaria, eh?" dijo mi colega llamado humberto, un tipo con lentes con el marco tan grueso sólo como el vidrio en él. era un bonito día de verano, el cielo azul, el sol brillante. el viento acariciando dulcemente todo ese medio día. "KRIIIIGGAA!" rompio el silencio que apareció de pronto, me llegó un mensaje. era trabajo, querian que escribiera otro cuentito. despreocupado regresé el celular 56 generaciones atrasado y saqué mi cartera. "pas d'argent" dije por reflejo al ver solo un condón usado y una tarjeta de cliente frecuente de una carniceria donde te dejan matar a tu vaca con tus propias manos. "es hora de trabajar" le dije a humberto, apagué mi cigarrillo en la sandia delante de mí, me paré, limpie mi ropa cubierta de migajas y salí hacia la computadora mas cercana.

"el cuentito de un mongoloide llamado samuel" empecé mi cuento y seguí y seguí y sólo faltaba un final para ser el mejor maldito cuento de toda mi mediocre carrera. estaba a unos cuantos golpes de teclas para aparecer en todos los libros de historia. ya sonria triunfal, preparaba mi puño para hacer mi caracteristico ademan de victoria, cuando... desde lo más profundo de mi corazón, desde el sotano de mi alma, salió la chiquita, salieron esos cachetitos y me jodio todo. no podia pensar en otra cosa, mi sexo ardia, mi mente daba vueltas y como un sucio y miserable junkie, necesitaba mi dosis, lo necesitaba de inmediato! saqué la fotografía y la puse sobre la mesa. esos ojos, cuando tocaron los mios, fueron como un puñetazo descomunal que destruyó la inspiración. "mais pourquoi?" le pregunté al destino, la naturaleza y la suerte, llorando, pasando mi mano sobre la foto, quemandome en el deseo.

estaba tirado boca abajo en mi cama. "alonzo, tienes que trabajar" dijo el chichemca ortega, sentando en el otro extremo de mi cama, con las piernas cruzadas y con un cigarrillo entre sus dedos. "no puedo" dije con la voz distorcionada por tener la cara contra la almohada, luego, en un movimiento violento, lo miré con los ojos hinchados de tanto llorar, lleno de mocos y baba y le dije con tono desesperado "estoy contaminado, oyes? contaminado" el chichimeca hizo un gesto super gay de desaprobacion, de esos que tanto le gustan, levantó un hombró y siguió fumando. mi carrera estaba arruinada, gracias a esa mujer y el efecto tan devastador que tenía en mí. "no hay escape" fueron mis ultimas palabras, mientras moría de hambre, con la foto fuertemente sujetada.

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