Wednesday, November 28, 2012

puentes invisibles

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marcelino veía inexpresivo hacia las profundidades, escondidas atrás de niebla densa, del precipicio gigantesco frente a él. nadie sabía realmente que tan profundas eran, lo único seguro era que la caída significaba la muerte segura. el viento movió su ropa y su cabello aquel ordinario día nublado y miserable. los ojos fueron hacia adelante tratando sin éxito de suprimir toda emoción, cansado de la huída, pero creyéndose, afectado por el delirio, carente de alternativas. volteó hacia atrás, hacia donde llevaba viviendo un tiempo ya y su corazón expulsó corrosiva amargura involuntaria. vio la gente que se quedaría en esa isla sin escape aparente y un poco de enojo rebelde e irracional brotó en su mente. se dio cuenta de lo que pasaba y cerró con fuerza los ojos, no tenía control de sí mismo y eso era lo que más le dolía. volvió a ver hacia adelante, hacía la densidad de la niebla, hacía la incertidumbre. recordó los puentes invisibles por donde había llegado hace unos años y supo que no tenía de otra.

guardó sus cosas en una maleta vieja y desgastada y se paseo por la casa que tanto le había costado construir, ya no significaba nada para él, todo ese sufrimiento, todas esas lágrimas ya no importaban, habían sido enterradas en el tedio diario y la rutina insoportable. salió y vio a sus vecinos que no sospechaban de sus planes. se les quedó viendo un segundo, buscó sentimiento, encontró sólo el vacío de siempre, ni un adiós ni nada. tomó su maleta y se subió a su motocicleta. fue a la oficina de gobierno y pago sus deudas, no podía irse con algo que podía perseguirlo un día, tenía que dejarlo todo limpio, borrar su paso, exterminar su recuerdo. volvió a su motocicleta y paseo por el pueblo que dejaba. no había nada que extrañar. se sintió ridículo y se encaminó hacia el precipicio, hacia la salida, hacia los puentes invisibles.

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