No Podría Aguantar El Dolor
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Estaba desnudo, tirado en el suelo, cubierto del pelo más
parado hasta la uña más larga, de pintura. Tenía la cara sumergida en un charco
de lágrimas. Frente a mí, un cuadro completamente gris. Hace unos días, estaba
viendo mis cuadros de hace diez años y ay cuanto he cambiado, ahí frente a
ellos me hicieron persignarme de la impresión, la libertad de la
despreocupación juvenil que emanaban, vestigio de quien una vez fui, ahí, de mis dedos y cerebro y ahora me azotaba, chillaba y hacia berrinche,
qué más da y el sentimiento empeoraba cuando me recordaba que las cosas podrían
ser peores, que yo no tenía derecho a quejarme, mi vida era cómoda y había
empezado ganando duro; yo estoy en ese pequeño porcentaje de la humanidad que
no vive constantemente jodido y yo estoy de acuerdo, pero como sea, no importa
cuánto intentaba convencerme de que bien podría ser el tipo más feliz del mundo,
plenamente consciente de que reclamaba absurdamente el transcurso natural de la
vida de un hombre de mi clase y tiempo, nada me quitaba la tristeza brutal que
aparecía de repente y la pesadumbre de luchar contra ella y la falta de energía
para hacerle frente y tenía que pararme, vestirme, peinarme e ir a trabajar o
me volvería un vagabundo, cochina vida y sospechaba, aun cuando no había estudiado
psiquiatría, que vivía deprimido, pero quien no sufre de depresión hoy en día y
me decía, levantando la cara al cielo, sintiéndome un poco mejor, que por lo
menos tenía mi arte, podía sacar el descontento en forma de cuadros grises que
a nadie gustan; es un misterio el gusto popular y todo quien se ha atrevido sabe
que producir no es ni un cuarto de la batalla, el verdadero esfuerzo está en ir
y conocer gente, decirles “mira mi basura” y que ellos digan “ay está linda” y
así, incansablemente, todos los días, hasta que un día, puede que sí, puede que
no, pegas y vives de lo que te permite vivir, pero en realidad quien sabe, la
verdad nunca he llegado tan lejos, yo sólo pinto y ahí se quedan mis cuadros
grises a los que les saco fotos que pongo en internet y desconocidos de Centroamérica
parecen disfrutarlos, un misterio esos centroamericanos, pero qué más da,
siento que no hay muchos lazos entre yo y el resto de la gente, que estoy muy
alienado, veo a las personas pasear por ahí contentas y no me puedo poner en su
lugar, es como si hubiera gente que puede volar y yo caminando de aquí a allá, diciéndome
que lo que hacen es imposible y me pregunto sobre el futuro, qué va a ser de mí, soy relativamente joven todavía, me quedan por lo menos otros 30 años de vida, y sospecho
que sólo va a empeorar, que me volveré más raro todavía y es un círculo vicioso,
mientras más raro más solo, mientras más solo más raro, y al final me da un
poco igual la gente, lo que me preocupa es el arte, no puedo seguir produciendo
cuadros grises para siempre, no por nadie más que yo mismo, si no pasa nada
nunca, como parece ser una ley de este pequeño infierno en el que vivo, no
va a cambiar mi salida artística, siempre igual y eso sí es motivo de desvelo,
y por eso lo sigo intentando, no me canso de intentar cambiar lo que entra para
que poder pintar sobre otra cosa, pero por el momento no hay señales de cambio y todavía hay algo peor, que me trague el mundo de verdad, que se me quiten las
ganas de producir, que me vuelva un tipo serio, un súper adulto, que no
encuentre la razón para cubrirme de pintura, ni gris, ni nada, sólo mierda
mundana de lunes a domingo, y me da curiosidad si un día me preocuparé más por
la reputación y el estatus que por la calidad de la obra, del siguiente cuadro,
me cuesta trabajo imaginar vivir sin esa alegría que da encontrar un tema y
empezar a imaginar cómo se vería, claro, ahora quedan grises, pero estoy
seguro de que pasara mi etapa gris y, al final, porque no hay de otra, sólo
queda seguir produciendo porque cuando la mierda de la vida llega hasta el tope
no hay otro escape que el arte, sin él no podría aguantar el dolor.
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