Tuesday, May 22, 2018

¡Hurrah por las Anchas!

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Las mujeres anchas son un verdadero regalo del cielo. Sé muy bien que no hay posibilidad de que alguna me voltee a ver, pero eso no frena mi pasión al verlas pasar. Al toparme con ellas, en menos de un instante, sin que pueda hacer algo al respecto, explota en mí el deseo, me vuelvo un animal y, antes de que algo lamentable o vergonzoso pase, miles de años de evolución frenan el impulso primitivo y me paralizo. Es difícil de explicar lo que me hacen, lo que me pasa en el cerebro, corazón y genitales, al presenciar este espectáculo maravilloso y repentino. Más allá de la lujuria colosal que me provocan, al encontrármelas, me pongo contento, se disipan las penumbras que cubren la esperanza y quedo libre de la estorbosa venda de la pesadumbre. Cargado hasta el tope de genuina emoción, “¡hurrah!” gritó dentro de mí, alterado “¡hurrah por la anchas!” le grito al mundo, riendo a carcajadas, girando sobre mi propio eje, con los brazos extendidos hacia los lados, admirándolas en toda su anchura, súbitamente desorientado, sin saber qué hacer, descompuesto, con la cabeza dando vueltas, nervioso y ansioso, suspendido de la realidad, planeando sobre la existencia, surcando los aires del deseo y de un segundo a otro, todo acaba. Desaparecen y ahí me quedo como quien ha comido algo delicioso, pero diminuto, con la mente reiniciándose, recordando poco a poco quién, cómo y qué soy. No hay remedio y sigo adelante con mi día, ahora con la memoria impregnada del recuerdo placentero de aquellas magnificas criaturas. Empujado a reflexionar, obligado a repasar el orden de las cosas, termino aceptándolo todo con buena actitud. Soy un adulto y he vivido lo suficiente para contar con los soportes que previenen que me venga abajo y me tire por la ventana al ser cacheteado de vez en cuando por las duras verdades de la vida y, no dispuesto para nada a remediar mis defectos, me es natural la imposibilidad de su cariño. No pasa nada, me repito, recuperado de la impresión, continuando con mi paseo, con la autoestima estable, celebrando el encuentro. “Hurrah” susurro feliz y sonriente, pero, a la vez, algo cabizbajo por lo poco que duran los encuentros. Tengo ganas de reclamo absurdo, de volverme creyente, voltear al cielo y agitar mi puño, pero tengo más ganas aún, viéndome hasta el colmo de inspirado, de cantar una canción de amor proveniente de la zona más noble de mi alma. Todo pensamiento impuro, ahora que no hay ninguna alrededor, se va y en su lugar queda la añoranza de saber poesía para hacerle justicia al sentimiento que brilla esplendido. Quiero dedicarles versos, me gustaría contar con el ingenio para decir algo elocuente, algo gracioso o inteligente, pero no, soy un hombre ordinario, muy de mi tiempo y me refugio torpemente en mi teléfono y pretendo que no siento nada. Voy y compró un helado y, bajo el poderoso sol, me planto en una banca en un parque, tratando de superarlas, pero no lo logro y al final del día, sin opciones, no queda más que ir como condenado a la orca, a encerrarme, a llenar la alfombra de la lujuria y ansia. Me hago daño con las anchas del internet, se me sale la baba, y acabo apestoso, tirado en el suelo, con la respiración agitada. “Hurrah” le digo al adolorido colorado globo desinflado entre mis piernas, “hurrah” les digo a las anchas gimiendo en el monitor y, con un maremoto de sentimiento azotando dentro, me meto a bañar. Paso horas en la regadera, volteo hacia la nada, sintiendo al agua tibia caer y a los males echarse para atrás un rato, cansado, sintiéndome como rata inepta y resignada en laberinto fácil de solucionar, todavía bajo la influencia de la fugaz aparición, y digo, con sentimientos extraños paseando casualmente por mi centro, solemne “hasta el siguiente encuentro, anchas, ojalá supieran cuanto las amo y que las celebro sinceramente, son un verdadero triunfo de la naturaleza y no... no sólo me conformo, estoy alegre de encontrármelas por ahí haciendo lo que sea hacen las diosas en la tierra" y ya de regreso en la inercia de la vida, no queda más que esperar a volver a encontrármelas para decir hurrah por mis muy amadas anchas, hurrah.

A TODAS LAS ANCHAS DEL MUNDO

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

https://youtu.be/VMnjF1O4eH0

5:15 PM  
Blogger Unknown said...

Awwww💖

5:35 PM  

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