Monday, April 26, 2010

un culo gordo

era un jueves por la mañana. roberta comía lunch en una mesita afuera de su cafe de machorras lesbianas favorito. ella era autoproclamada artista y activista, una feminista, llena de odio, guapa apesar de su obvio esfuerzo por parecer más perra de lo que era, linda por naturaleza e infancia sin mayor problema, se creía más inteligente y ruda de lo que era. con un bagel adelante, con un cafe en la mano, lentes oscuros, abrió su periodico de machorra lesbiana "la megamadre". lo hojeó un rato, tarareando alguna tonadita pop, leyó, distraída, un articulo sobre alguna artista que ni en su puta casa conocen. pasó el rato, muy contenta, como cada mañana hasta que llegó a la sección de anuncios clasificados y se topó con un anuncio que decía "SE BUSCA MUJER CON CULO GORDO" su cerebro tardó unos segundos en entender lo que esto significaba. "CULO GORDO" sonó en su cabeza, su propio culo gordo apareció en su pantalla mental, roberta era de esas flacas con culo gordo, y después, bueno, después toda esa programación duramente grabada en su cerebro hizo lo suyo, llenandola primero de indignación, luego de ira. leyó detenidamente el anuncio, pero en realidad no había mucho que leer, se buscaba una mujer con culo gordo y abajo un telefono. "malditos!" gritó roberta aventando su cafe y estrellando su feminil, pero pesado puño contra la mesa. "malditos!" volvió a gritar colorada como matanza que vale la pena, todas esas heridas que la habian obligado a volverse una lesbiana machorra endemoniada se abrieron, las caras de todos esos culeros que la empujaron a buscar el amor en la vagina explotaron como granadas en su cabeza y el alma, antes cubierta de un callo de actitud pesada y ruda, se le descubrió. se vio a si misma vulnerable y débil, todos esos años de lucha parecían no haber valido un carajo. roberta se levantó, decidida a hacer algo al respecto, el hijo de puta que se atrevió a escribir tal mierda, en ni mas ni menos que su periodico favorito, santuario de la diarrea mental feminista machorra lesbiana, pagaría caro... muy caro. tomó el periodico, aprentandolo en su rosada mano, y caminó segura de sí misma hacía la cabina telefonica que había en la esquina de la cuadrada. tomó el audicular, rapidamente encontró el anuncio, marcó el telefono y esperó, enojandose más y mas, impaciente, lista para la pelea, emocionada, en su interior se decía que por fin iba a pelear en nombre del feminismo y los derechos de la mujer y toda esa basura. unos segundos, nadie contestaba, la idea de que todo esto fue solamente un broma aparecia en fade in, empezaba a sentirse tan idiota cuando contestaron. "bueeene?" una mujer del otro lado, roberta, sedienta de sangre y creyéndose autora de la emboscada perfecta, casi es knockeada por la sorpresa. "bueno?" respondió, un poco aturdida, todavía muy sorprendida. "bueeene?" volvió a decir la mujer, Roberta por fin logró recuperarse por completo, haciendo un esfuerzo sobrehumano para poner a su cerebro a trabajar otra vez y acordarse que estaba haciendo, el recuerdo fue como gasolina al fuego y pronto el enojo volvió a crecer y apoderarse. "sí, bueno, hola, hablo por lo del anuncio" mientras hablaba se le antojo jugar con el hombre responsable del anuncio, la curiosidad la hacía sentirse traviesa y atrevida, le enseñaría a éste tipo como es una mujer de verdad. "¿cuál anuncio, pue?" preguntó la mujer del otro lado, con acento de indigena, "el de..." le costaba tanto decir el nombre del una vez puro y limpio periodico feminista "el de... " volvió a intentarlo, pensó, por un segundo, que sería más fácil dejarlo y seguir con su vida, éste tipo recibiría su merecido tarde o temprano, pero volvió a ver el periódico en su mano y el anuncio, ahi, tan real, como una patada en el ovario. "el de la megamadre... el del culo gordo!" gritó colorada, tratando de contenerse, lista para acabarlo todo, apretando el auricular con todas sus fuerzas. las risas de mujer que siguieron casi la hacen perderse por completo, pero en la mayor demostración de fuerza de voluntad vista en mucho tiempo, logró mantener la compostura "un segundo" se oyó después de un rato. "se cool, roberta, se cool" se decía mientras esperaba, "no la cagues" y con estas palabras roberta supo que podía llegar hasta el final de su aventura sin relevar su agenda y seguir así hasta tener al tipo frente a frente, lo suficientemente cerca por ponerle las manos al rededor del cuello y arrancarle la vida que no se merece. "bueno? quien habla?" se oyó de repente, esta vez una voz de hombre, parecia que comía algo. "buenooo?" se volvió a oir antes de un eructo de unos 3 segundos, "sí, bueno" respondió roberta, ya metida en el papel. "conchita, no sea mala y écheme más carnitas, no?" oyó roberta a la distancia, "bueno, bueno" le dijeron "hola, bueno" dijo roberta, empezando a desesperarse "échele tantito gordito, no sea mala" dijeron del otro lado, obviamente no hablando con ella. roberta miró a la imaginaría 4ta pared, como era su costumbre, adquirida en sus días de teatro, no podía creer lo que pasaba. "hola, bueno" le dijeron por fin, "bueno!" gritó roberta, harta "sí, bueno, quien habla, chingada madre?" "hablo por lo del anuncio... el anuncio del culo gordo!" gritó, perdiendo la razón, unas machorras que pasaban la vieron raro, "que gata" oyó que le dijeron. el insensible animal machista hijo de la verga rió y dijo "ah ya... " un segundo de silencio "que onda, que tal?" y se intentó hacer el galán, roberta odiaba más y más a éste bruto imbécil. "pues nada..." dijo roberta con repentino tono coqueto "que me dices... nos vemos en algún lado o que onda?" le preguntó el tipo, comiendo, roberta se puso más colorada de lo que ya estaba y sudaba como nunca antes "ok, en donde o que?" dijo, ahora con un tono pesado, "que te parece... el bar la cochinilla, sabes donde es?" "sí, claro" mintió roberta, insegura de cuanto más podía tomar, "muy bien, el martes a las 12, va? ok... hasta entonces" "12? de la tarde? " preguntó roberta, sorprendida "conchita, puta madre, otro taquito... qué le hace a mi alma?" oyó antes de los pip pip pip's. roberta, sacando todo su enojo, le dio un puñetazo a uno de los vidrios de la cabina telefonica, haciéndolo pedazos. no podía esperar a tener en frente a ese desalmado cabrón hijo de la verga.

era un martes soleado. a roberta le había costado mucho trabajo averiguar donde demonios estaba el bar la cochinilla. resultó ser un baresillo en una colonia clase media. "tipico" dijo al ver en donde estaba. en los días de espera le habían entrado serias dudas, pero cuando le comentó a sus amigas machorras, éstas le echaron porras y la animaron a seguir adelante. ahora se veía a si misma como una heroína de su causa y no podía defraudar a sus amigas. llegó media hora antes para planear como acabar con esta escoria. como no le había quedado claro si era en la noche o tarde, supuso que alguien como el sujeto con el que trataba era un desocupado y tomaba desde la mañana y tenía razón. entró al bar segura de sí misma, con un gesto de confianza en la cara, pensando que tenía por lo menos media hora para idear un plan de ataque, pero para su sorpresa, un tipo medio gordo y medio feo ya estaba en el bar, sentado en la oscuridad, frente a un vaso sucio y un jarra de cerveza, tambaleándose y cantando a todo pulmón "fat bottomed girls" de queen. no había nadie más en el oscuro y pequeño bar, meseros acomodaban sillas y hablaban entre ellos. "hola?" se acercó roberta, "oh hola" dijo el tipo, "otro vaso!" gritó de repente, asustando a roberta. "siéntate" le ordenó, Roberta, todavía aturdida por la sorpresa, obedeció y se puso a la defensiva. el tipo, con una sonrisa sexy en los labios, dijo "me llamo alonzo, tú?" "alonzo?" pensó roberta, el nombre se le hacía vagamente conocido, "yo me llamo roberta" justo después pensó en que hubiera sido mejor no haberle dicho su nombre verdadero, pensamiento que abandonó cuando lo miró fijamente a la cara mientras se servía otro vaso de cerveza. el brillo en los ojos y el color en las mejillas le robaban el coraje del que una vez estuvo llena, no importa cuanto intentara volver a inflamar la llama de su odio, la sonrisa tierna y borracha le pegaba en un lugar que no sabía tenía, le pegaba en ese lugar exclusivo de las mujeres, ese que las hace irremediablemente sonreír y hacer ruido al ver un bebe o un cachorro. les trajeron el otro vaso, rapido y como el maestro que era por la infinita practica, alonzo lo llenó y empezó a hablar, a hablar de la muerte, de la autodestrucción, de la locura, del destino, de la soledad, de la naturaleza, del tiempo, de las ecuaciones para determinar las chances que había de que existiera vida en otra parte de la via láctea, etc, etc, etc. roberta no sabía que hacer, nada era como se imaginó, quien era éste tipo? por que no podía nada más agarrarlo a golpes, como tenía planeado y repasado millones de veces en su cabeza? nerviosa, pensó en que, tal vez, si se ponía borracha, el alcohol podía ayudarla a hacer lo que había ido a hacer. empezó a tomar y poco y poco fue poniendo atención a lo que alonzo decía. pasó el rato, el bar se empezó a llenar. ninguno de los dos, en ningún momento, habían dejado de tomar. se acababa la jarra y, como por magia, aparecía una llena en su lugar. a roberta le había salido el tiro por la culata, en lugar de que el alcohol la ayudara a enojarse, la había echo caer bajo el encanto de todo lo malo que había en éste mundo. ahora no sólo escuchaba, reía, se impresionaba, participaba y movía la cabeza en señal de aprobación. "que demonios?!" se decía no pudiendo apartar la vista de aquel tipo. se cachó a ella misma sintiendo lo que no había sentido en mucho tiempo por un hombre, al darse cuenta de esto, se paró asustada, "voy al baño" dijo y fue, tambaleándose. mientras caminaba al baño sintió la mirada de alonzo fija en su culo gordo, pero en vez de indignarse y molestarse como lo hacía cada vez que un hombre la miraba así, se excitó y disfrutó de la atención. "oh no" pensó al entrar al baño, sonriendo como una colegiala. en el baño se echó agua en la cara y, viéndose en el espejo, tuvo una plática muy seria consigo misma. "que puta mierda haces?! se supone que viniste a darle una lección a este ojete y aquí estas, como una pendejita, como una adolescente tarada! ahora, deja de hacer tonterías y dale un escarmiento a este hijo de puta!" "you go, girl!" le dijo una negrita que apareció de uno de los retretes. salió del baño lista para la pelea, con el coraje ardiendo en su pecho, pero como la constante de ese día, las cosas no iban a ser tan faciles. alonzo se peleaba contra tres pelados sobre alguna pendejada. "chango de mierda!" le gritaba alonzo a un tipo del doble de su tamaño. una multitud se congregaba a su alrededor, la mayoría amigos de los hombres que recibían los chistosos insultos de alonzo. roberta, empezando a acostumbrarse a estar sorprendida, caminó rapidamente hacía los tipos y les dijo "está súper pedo, no le hagan caso", tomó a alonzo de la mano y volvieron a sentarse. una vez sentados, llegó uno de los meseros y le dijeron al colorado borrachín "pompi, has tomado suficiente, es hora de que te vayas" "pompi?" repitió en forma de pregunta, roberta, en su cabeza, reconoció a quien tenía en frente. el escritor de cuentos cortos, alphonso mauricio pompitas alonzo. "no jodas" susurró, una vez más encontrándose presa de la sorpresa. "ok, ok" balbuceó pompitas, sacó su cartera, un fajo de billetes, los tiró sobre la mesa y salió del bar, seguido de la todavía sorprendida roberta. roberta, hace mucho, antes de volverse una apatica perra del demonio, había leido un montón de cuentitos de pompitas, cuentitos que habían marcado su adolescencia y siempre deseo conocer al autor de aquella literatura tan graciosa. cuando los hombres le enseñaron no otra cosa que traición y engaño, ella se volvió fria y, por la influencia de lesbianas mas canijas que la mayoría de los dueños de penes, su lectura se limitó a locas feministas hijas de (ironicamente) la verga. ahora tenía pompitas ahi adelante, tambaleándose, con su brillo en los ojos y su color en los cachetes. apunto de dejarse llevar por los sentimientos, se acordó de la razón por la que estaba ahí y también se acordó de que pompi sólo buscaba un culo gordo, lo que lo hacía igual al resto de hijos de puta que le habían jodido la idea de amor y romance. todo esto le dio mucha tristeza y antes de ponerse a llorar le dio un beso en el cachete a uno de sus heroes de juventud y se fue a su carro. pompitas la vio alejarse y desaparecer. roberta manejó muy triste de regreso a su casa. ahí sacó una vieja caja de zapatos llena de sus cuentitos favoritos que había copiado del internet. con el hielo derretido de su corazón, se quedó dormida llorando y riendo.

1 Comments:

Blogger Santiago said...

Hagamos una película del culo gordo!!!!!

2:34 PM  

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