Wednesday, April 03, 2013

equipo de boliche de señoras

18

margarita moría por dentro, viendo al perro lamerse los testículos y el pene. con un puro de marihuana quemándose despacio, veía, antes de que el angel de la estupidez le robara todo, su cuerpo joven, parada frente al espejo, admirando sus senos firmes, sus muslos gordos y sus genitales amigables, listos para recibir. veía en la lengua paseante de su perro sus sueños caducos, sus esperanzas marchitas, sometidas y oprimidas bajo la dictadura de la mentira, sentada, embrutecida por tanta marihuana. le juraron amor, le prometieron status, la amenazaron con soledad, ahora todo lo que quedaba en su corazón putrefacto era amargura y resentimiento y en su pecho explotaba un dolor para nada fisiologico. moría margarita, moría poco a poco y en sus oídos, sentada en su desayunador, a las 9 am, bañada por la luz cariñosa de la mañana, rodeada por los sonidos de los suburbios, "el boliche, margarita, no es para señoras, no, no... por lo menos no señoras bien, margarita, no señoras bien, el boliche, margarita, no es para mi mujer, margarita, no mi mujer, no, no" tenía los ojos casi cerrados, respirando lentamente, cansada, con la vagina espiritual llena de dolor por tantos años de violación. suspiraba de repente, viendo al perro lamerse. se reclamaba ser tan tonta, ser tan cobarde, por bajar la cabeza cuando la policia de la mujer vino a decirle que no se atreviera a soñar. veía el desfile de los años pasar frente a ella, veía el atropello, veía el abuso, se veía a ella misma sumisa, se veía a ella misma como una esclava. ahora, margarita, la humana, sentía en sus manos el ardor del rifle tirado demasiado temprano, ni siquiera había romance de lucha, sólo se rindió, convencida por insulsa propaganda y no había nada que recordar, su memoria estaba llena de patadas y una boca coronada por bigote y la cara de animal, los ojos vacíos, el ansia lujuriosa, moviéndose sobre ella, ultrajándola, rompiéndola por dentro, succionándole la humanidad, despojándola de sí misma, de su esperanza, de sus sueños. "no, margarita, el boliche no es para señoras, no, margarita, como te atreves, como te atreves, margarita" y en su boca se quemaba dulcemente el puro de la marihuana que le vendía todos los domingos el joven vecino peterson mientras el marido, de margarita, no del joven peterson, roncaba frente a la televisión con el fut bol a todo volumen. su único alivio, un respiro, una pausa, la postergación de la locura le llamaba a esos porros gigantescos que fumaba cada vez que tenía chance, cada vez que su marido se iba a trabajar.

era la final del torneo de boliche y le había prohibido, por capricho, ir ganar ese trofeo por el que tanto se había esforzado. podía seguir muriendo por dentro o podía decirle al mundo entero que se jodiera y salir a buscar eso que le pertenecía. un brillo empezó a crecer de los ojos antes muertos de margarita y, como pueblo suficientemente reprimido, sabía que hora era, era la maldita hora de la libertad, era hora de pararse y levantar el puño, ponerlo en el aire, salir a buscar tantita salvación. en lo que margarita movía la cabeza mientras pensaba lo pasado, en su puerta, apareció una pequeña cara junto a una bolsa de boliche, era su amiga ruperta. "margarita!" gritó ruperta, emocionada, "margarita!" gritó fuera de sí, golpeando con los puños y su cabeza la puerta de vidrio que daba al jardin. la señora gorda con pelo chino despertó de su trance y lentamente volteó a ver a su amiga en la puerta, perdida en la emoción. una decisión ya había sido tomada, era hora de romper las cadenas de las convenciones ridículas y arcaicas impuestas en ella por un derecho masculino imaginario y reclamar lo que le pertenecía como ser humano, como persona. "sí!" gritó margarita con el porro volando, cayendo gracioso sobre un cenicero con forma de cangrejo, espantando al perro, con la cabellera que una vez provocó mucha envidia de regreso en acción, en el aire, ocupándolo todo, "sí!" volvió a gritar, corriendo torpemente hacia su closet. sacó su bola de boliche, regresó a su cocina contenta como no se acordaba desde cuando, salió al jardin y, como firmando su independencia, le dio un sonoro 5 a su pequeña amiga ruperta. "sí!" gritaron las dos, celebrando los nuevos tiempos, conmemorando este día, el día de la independencia tan esperada. en la calle las esperaban consuelo y gertrudiz en un convertible rojo y brillante, las dos con su uniforme rosa con flores, las dos cantando, aplaudiendo y bailando "modern love" a todo volúmen. margarita y ruperta llegaron corriendo, subieron de un salto y salieron a toda velocidad, gritando las cuatro, listas para empezar a vivir, listas para derrocar al regimen. salieron con las manos en el aire, dejando marcas en el pavimento, al boliche a unas cuadras.

A TODAS MIS AMIGAS QUE SUFREN EL YUGO DE LA MIERDA DE SUS NOVIOS

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