Thursday, November 18, 2010

vírgenes

fumaba un cigarrillo en un cafe, en la plaza del pueblo al que acababa de llegar. a mi padre le habían dado trabajo ahí, tomamos nuestras cosas, nos despedimos con un movimiento de cabeza del pueblo anterior y nos mudamos. esperaba en el cafe a uno que tenía mucho interés en hablar conmigo, la verdad no sabía por qué. me abordó mientras metía cajas en la nueva casa. "cuando te diste cuenta que la casa de tus padres ya no es la tuya?" me preguntó ese muchacho flaco, con cigarrillo en la boca y ojeras hasta la barbilla. "oh no lo sé" respondí, sabiendo perfectamente de lo que hablaba. "tenemos que hablar" me dijo serio con expresión grave "tenemos que hablar" repitió, dándome a entender que esto tenía nada de casual. "ok" respondí despreocupado sin nada mejor que hacer. "encuéntrame en el cafe la golondrina a las 4 de la tarde" me dijo, tomándome del brazo "es muy importante" con su cara muy cerca a la mía y me enseñó todos sus ojos. y ahí estaba yo, en el cafe la golondrina, no realmente curioso, con un cafe entre las manos, con un cigarrillo quemándose tanto en mi boca como en el cenicero, en una tarde con viento y nubes. llegó por fin, se sentó y le trajeron de inmediato un cafe tan negro como puede ser. le dio un trago, acomodó sus ideas y empezó "tengo algo que explicar… este pueblo, este pueblo no es como los demás, hay algo aquí, como hombre te interesa, hay algo en el modo de las cosas que crea un fenómeno en extremo bizarro, un problema para nosotros, para ti, eventualmente, que ha quebrantando el orden de la vida e interrumpido su curso, afectando a cada hombre que vive aquí, marcándonos para siempre, algunos dicen que nos hace mejores, que nos obliga a esforzamos más, a echarle ganas y no podrirnos en nuestros defectos pero la cosa es, para hacerte el cuento corto (jeje), que en la secundaria, cuando el apetito está dormido o despertando, las niñas de este pueblo, absolutamente todas las niñas, son llevadas a un monte durante 6 años, hay tantas teorías como tontos en el mundo, pero nadie sabe realmente que pasa en ese monte, nadie, más que ellas, las mujeres de nuestro pueblo, sabe con exactitud que les hacen… lo que sabemos es lo que pasa después, cuando regresan, regresan con un standard en hombres irreal, imaginario, y cuando se topan violentamente con los jóvenes sexualmente frustrados que las esperan dementes no encuentran lo que buscan y ellas se quedan vírgenes, nosotros viajamos a puteros de otros pueblos durante toda la preparatoria y tenemos sexo salvaje y obsceno toda nuestra adolescencia. pero con ellas de regreso, los viajes se acaban y empieza la infinita y maniática misión de conquistarlas, tan bellas y firmes y perfectas, tan llenas de deliciosa y fresca juventud, pero nadie tiene sexo aquí más que los homosexuales y los 3 tipos genéticamente perfectos con sus 3 respectivas novias, también dueñas de genes excelentes… serás testigo de lo que te digo la próxima semana cuando empiecen las clases. son muy lindas contigo y todo, pero no puedes meter gol, no te dejan acercarte hasta cierto punto, no pasas de su barrera impenetrable si dices o haces la cosa equivocada y eso puede ser cualquier cosa… desde pestañear mal o tener fuertes opiniones sobre lo que sea y si eres feo o/y gordo estás perdido. tal vez pienses que estoy jodiendo contigo, pero ve, tengo algo que enseñarte" se remangó y descubrió su brazo derecho, lo tenía increíblemente musculoso, luego remangó el izquierdo que estaba contrastablemente delgado, "mierda" murmuré, impresionado "no es broma, mi amigo, estás por entrar al más despiadado desierto del sexo, trágicamente lleno de bebederos sexuales inservibles… ah y otra cosa, las mujeres de este pueblo son famosas en la región por su belleza, nunca vas a sentir tantas ganas como cuando pongas tus ojos en nuestra población femenina. sentía que tenía que prevenirte, pocas cosas me divierten más" se rió, se echó para atrás con su cafe en las manos y lo tomó con un tic en el ojo y notablemente ansioso. me faltaba el aire, "vírgenes" se oyó en el fondo de mi mente, odio a las vírgenes, todas las vírgenes que había conocido en mi vida reaparecieron en mi pantalla mental. "quiero ser actriz porque soy bonita" "estoy esperando al correcto" "es mi día del mes", nunca había desvirginizado a alguien, pero oh dios como lo había intentado y era imposible aun con muchachas de expectativas mediocres. ahora estaba en un pueblo lleno de ellas, maldita mi suerte. "gracias… supongo" le dije con la boca y con la cara le decía "culero", apagué mi cigarrillo recién prendido, tomé el resto de mi café de un trago y me fui. no sabía que hacer de todo esto, "vírgenes" fui pensando de regreso a mi casa, por los bulevares súper padres, "seguro ese idiota es un inepto y no consigue nada y sólo jodía conmigo" trataba de convencerme, pero había algo que no me dejaba creerlo del todo. llegué a mi casa, me senté a ver la tele y me quedé dormido. soñé que se me secaba y se me caía el pito.

pase el resto de la semana haciendo ejercicio y leyendo filosofía súper densa, tenía que prepararme, si es que era cierto, para la más grande batalla de mi vida. el primer día de clases me bañé metódicamente, me arreglé el cabello con extremo cuidado, me puse mi mejor ropa, la más cara y recién comprada, me lavé los dientes tan duro que mi boca se lleno de sangre y salí decidido, seguro de mí mismo, sintiéndome un campeón, nada podía detenerme, "veni, vidi, vici, veni, vidi, vici, veni, vidi, vici, veni, vidi, vici!" fui diciendo todo el camino. llegué y fui recibido por un ejercito de criaturas perfectas, representantes insuperables de mi género favorito, ejemplos magníficos de lo bello que puede ser el ser humano, parecía emitían su propia luz y fui deslumbrado hasta casi quedar ciego. me arreglé el cabello y, al entrar, sentí entraba en otra dimensión, en una mejor dimensión. paseé fascinado por los pasillos, dejándolas entrar, recibiéndolas con flores y fanfarria en mi corazón, con mi sexo reventando y mi cabeza imitando a la tierra, rotando y trasladándose. "oh cristo" dije, alcanzado un orgasmo. "vírgenes?" amenacé, burlón y altanero, "no más". entré a mi primera clase y me puse a trabajar. conocí varias compañeritas ese día y sembré la semilla de mi amistad en la tierra fértil de sus almas. se acabaron las clases y sentí hice bien, no pude empezar mejor, no noté nada de lo que me había dicho ese sujeto, todas me recibieron con las brazos abiertos, todas estaban dispuestas a ser mis amigas, "lindas y ya" sonó tenebrosamente en mi cabeza, pero fue descartado por la evidencia recolectada ese día, no puede ser cierto, puede que ni sean vírgenes, cada vez creía más que el tipo ese era sólo algún ojete y con el tiempo tuve la certeza de que eran puras mentiras. de regreso a mi casa pensé en dedicarme sólo en una, en lugar de dividir mi esfuerzo en varias. me dejé de tarea encontrar a la muchacha ideal para dejar caer en ella todo el peso de mi amor. en el transcurso del mes conocí a muchas posibles candidatas y para el principio del nuevo ya tenía a la elegida, pamela. era mi amiga y teníamos amigos en común, nos gustaban las mismas cosas y compartíamos el sentido del humor. extrañamente nunca salíamos nosotros dos solos, siempre la invitaba, pero ella se negaba por tal o cual razón. no le di mucha importancia, pensaba, gracias a mi baja autoestima, que yo no le gustaba, pero no me iba a dar por vencido así como así, iba a conquistarla fuese como fuese. pregunté a sus amigas sobre ella, pero no me daban respuestas claras. la verdad se descubriría una terrible noche de septiembre. estaba en una fiesta de la escuela, tomando y pasándomela bien, cuando me la encontré. platicamos y tomamos más, pasó el tiempo y acabamos notablemente borrachos. en un punto se quedó callada y me vio a los ojos, yo callé también, "algo pasa" pensé, sin sospechar lo que estaba apunto de venir. "soy" empezó, "oh no" comprendí de inmediato, mi corazón latía rapidísimo, "soy" repitió, ah sentía que me quebraba por dentro, que en cualquier momento llenaría el piso con mis tripas, "virgen". "mierda, es cierto… es cierto!" le grité al cielo, "oh ok" dije, embobado, aturdido, se paró y se fue. esa noche soñé que estaba perdido en un laberinto en donde moría miserablemente.

nuestra amistad se marchitó y se murió. "a la mierda" acabé diciendo y fui tras de otra, pero con idénticos resultados. seguí y fui tras de mil más, todas vírgenes, todas queriendo nada que ver conmigo. lloraba en mi cama, viendo mi techo, maldiciendo ese puto pueblo, maldiciéndolas a ellas y maldiciéndome a mí por ser como soy y no encajar en su idea de hombre. "por qué?" me preguntaba, "qué hice mal?" me obsesionaba con la idea, un misterio sin respuesta. cada vez me masturbaba más y en mi pecho se instaló una sensación de pesadumbre. era un pobre infeliz. llegó un punto que traté de tomarlo con filosofía y salía a caminar por horas, a maquinar planes de acción que en retrospectiva eran sólo el delirio desesperado de un ingenuo solitario. el gran coraje que tengo en el corazón se inflamó y decidí luchar. y luché, luché como nunca había luchado en mi vida, luché hasta que caí al suelo todo violado emocionalmente por el rechazo y vi la magnitud del problema, viví la advertencia del hombre mamón, era como empujar una puta montaña, era como tratar de alcanzar la luna, no podía hacerse, tendría que dejar totalmente de ser yo para empezar a ver resultados. todo estaba en la mierda cuando alguien me contó sobre un grupo de ayuda en la iglesia, al principio lo descarté como basura, pero cuando mis opciones se volvieron la homosexualidad, la más popular entre los jóvenes del pueblo, el suicidio o el grupo, opté por el grupo. éramos las personas más patéticas del mundo. leíamos poemas que les escribíamos a las mujeres del pueblo, enseñábamos dibujos de nuestras bodas y llorábamos abrazados, pretendiendo que a quien abrazábamos era la muchacha con la que estábamos obsesionados y le decíamos lo mucho que nos había herido. fui al grupo como 2 semanas y luego me di cuenta que hacerle el amor a hombres es menos gay que lo que tomaba lugar en esa iglesia. pensé todo perdido, la esperanza putrefacta y estaba listo para tomar mis cosas e irme de ese pueblo maldito. ponía cajas en mi carro cuando llegó el tipo del principio "no hay escape" dijo serio, viéndome detenidamente "al lugar a donde vayas las mujeres parecerán monstruos y te joderás el doble". "vete a la mierda!" le grité sin verlo y sin detenerme, "la asexualidad es la respuesta" dijo como con pena, viendo el suelo, fumando. "la asexualidad?" repetí, confundido. "así es. es lo que yo hago y desde que he suprimido, con la ayuda de la marihuana y la fuerza de voluntad, todo deseo sexual, la vida no ha sido más chistosa" se acercó un poco "ver a los pobres idiotas estrellarse millones de veces contra la muralla de hielo que protege el corazón de esas mujeres es muy divertido" se recargó contra el carro y vio el horizonte "te he visto y creo que tienes la fortaleza para superar esta terrible enfermedad" lo veía serio, interesado en lo que proponía "enfermedad?" repetí, "sí, la peor de todas". me recargué en el carro yo también. "que se vayan a la mierda" me dijo, liberando su amargura, pero a la vez libre del martirio del deseo "a la mierda?" "sí, a la mierda", me quedé pensativo unos segundos, recordé que una vez tuve dignidad y respeto hacia mí mismo, recordé esos tiempos donde iba y venía con mi frente en alto, sin preocupación alguna, sin esa molesta sensación de ansia, sin estar caliente todo el tiempo, "ok" le dije, viéndolo, sonriendo "a la mierda". "toma" me dio un porro súper gordo y apestoso "necesitarás esto", "pero yo no hago drogas" confesé, sintiéndome como un bebé. "es tu medicina" y fumamos y reímos toda la tarde.

poco a poco el deseo fue desapareciendo y gracias al efecto de mi medicina veía a las mujeres del pueblo más como arte, como esculturas que se movían y pinturas que hablaban, que como los sacos de sexo que las creía antes. el lugar del llanto y la miseria fue tomado por la risa y la felicidad. el tipo y yo nos sentábamos en la escuela, drogados fuera de nuestras mentes, y reíamos de los pobres ilusos que intentaban sin éxito ligarse a mujeres que morirían sin conocer el verdadero amor. un día llegó alguien nuevo al pueblo y, mientras bajaba cosas de su carro, lo invité a un café, tenía algo muy importante que contarle.

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