Saturday, July 14, 2012

retirada

4

estaba sentando en la oscuridad oyendo a los vecinos cantar su pop a todo volumen. "ah lala ue ue wua wua wua" cantaban los malditos. eran las 4 de la mañana y yo me consumía en mi amargura. sin control sobre la nostalgia y traicionado por el sentimiento, cerré mis ojos y regresé a ese día soleado en una plaza, en un café, con lupita preguntándome "me quieres?", "te quiero" le respondía harto de ella y aburrido de su compañía, sin expresión en la mirada, tratando de entretenerme con las cosas a nuestro al rededor, dandole pequeñas chupadas a mi cigarrillo. hacía muy bonito día y la gente iba y venía contenta en la plaza, sonriendo y disfrutando de un buen rato "que se joda la muerte" decían como exprimidores vivientes de la fruta en extremo jugosa que es la vida. un vagabundo tirado a lado de una banca de autobus una madrugada después de dura fiesta me dijo "un parpadeo mi hermano un parpadeo eso es lo que es la vida un parpadeo y nada más". no disfrutar por reflejo evita que disfrute del todo. y ahí frente a mí estaba lupita, sentada con su telefono en las manos, mensajeándose con sus amigas y yo con los puños apretados, contando hasta tres miles de veces, pero cuando me decidía a decirle que se jodiera, que estaba harto de su mierda, sólo sus pequeños y lindos senos bajo su playera recién lavada me mantenían yendo. ese maldito detergente que usaba me volvía loco. cuantas días no pase enterrado entre esas tetas oliendo tan duro como podía, forzando mis pulmones, estirando sobrehumanamente mis fosas nasales. sentando en el café, con una erección furiosa, necesitaba otra dosis de esos ricos bultos, era un miserable adicto y eso quemaba mi orgullo. abrí los ojos y sólo oscuridad, estaba de regreso en el sucio apartamento, solo y amargado, sin nadie en este mundo. respiré el sucio olor a depresión que reinaba, escuché el pop de los 90's y el canto borracho y me entretuve unos segundos preguntándome si al no participar en la dinámica me estaba perdiendo de mucho, yo sabía que todo el mundo era tan infeliz como yo, que sólo era cuestión de entretenimiento, no pasa nada si estás entretenido. tenía todas las respuestas y eso sólo contribuía a mi descontento, que aburrimiento tan brutal. era como quien termina rapido el examen y no puede salir. qué más? qué sigue? se la pasarán mejor que yo? lo dudo, terminé diciendo y en la oscuridad apareció una llama y después un pequeño punto rojo se movía de aquí para allá. los senos de lupita regresaron a mí, no podía masturbarme por tener el brazo jodido, una adicción sustituyó a otra. mis pobres nervios, trabajando extra por la falta de alivio, con esos hijos de puta cantando su mierda vieja, la misma basura una y otra vez, las mismas canciones fiesta tras fiesta, su vida es reruns, la existencia en loop, era ese el secreto de la felicidad? lo dudo, me contesté a mí mismo. suspiré en la oscuridad, sentando en un maloliente sillón, con sólo el recuerdo como compañía. me resigné a que esa noche estaba dedicada al repaso de mi relación con la unica mujer lo suficientemente rara como para hacerme caso, misma mujer que resultó tan ordinaria como las miles de mujeres que me han rechazado, al final todo el mundo, hombres y mujeres, tú y yo, es igual, todos tenemos el maldito mismo programa corriendo y no hay nada que podamos hacer. yo presumía conocer los secretos de la vida, tenía el libro del código que no te enseña como hacer trampa, sólo te recuerda lo que ya sabes "échale ganes, ponte chingón" era la gran valiosa lección, al demonio. y así me cansé de la filosofía amateur y regresé con lupita, pero como era un invalido y ganándole a mi perenne calentura, me le adelanté al recuerdo y fui hasta nuestro final, el día que todo terminó. "lupita" le dije una noche que fui a dejarla a su casa. ese día sobraron las ganas de agarrarla a cachetadas, no paso nada, no soy la clase de hombre que golpea a las mujeres, no por estar moralmente en contra, la cosa es que no sé pegar y se me hace contradictorio pegarle a una mujer como una niña. estaba a punto de salir del carro, "creo que debemos terminar, creo que no quiero volver a verte nunca jamás, creo que te odio y creo que no me importaría verte muerta" lupita me vio como un dealer ve a un junkie que le dice que está listo para vivir otra vez. hizo un gesto burlón, no era la primera vez que intentaba deshacerme de ella, cada vez que lo intentaba terminábamos desnudos empapados en sudor, maldiciéndome, pero estaba vez era diferente, era invierno y su chamarra era mi aliada. la miraba decidido, ella bajó su mirada e hizo la cara de quien se da cuenta que tiene la pistola vacía. un miedo nunca antes visto apareció en sus ojos, esto me dio mucha confianza, "puede que lo logré esta vez" me dije mientras ella revisaba su arsenal, que recurso le quedaba? ah claro, y empezó a llorar, "soy una tontuela porque creí que me querías" me dijo "soy una tarada por creer en tu cariño!" gritó. qué espactáculo aquel, pero como se veía que no sabía con quien trataba, la lujuria era lo único que nos unía y esa noche la bestia estaba dormida, era tiempo del odio. "callate" le dije "callate y vete" y lupita se fue para nunca regresar. el fin de una era. sonreí de oreja a oreja y manejé a toda velocidad a mi casa, felicitándome, repasando las recien adquiridas libertades. nunca más y me fui alejando del juego, perdiéndome en el delirio.