Wednesday, May 08, 2013

120 días de pompdoma (parte 1)

20

pompitas alonzo, escritor de cuentos cortos y portero de la selección de su colonia, revivió empapado, enterrado en latas vacías de cerveza. se pensó muerto, ya había hecho las paces con la muerte, cómodo en su tumba de aluminio aceptó resignado el fin de todo, pero lo mismo que lo había regresado a la vida las otras 5 veces que se había muerto esa semana y lo había obligado a continuar, su implacable instinto de supervivencia, lo hizo escavar su camino hacia la superficie. "estoy vivo" se dijo sobándose la cabeza, se había pegado contra el techo. era de día y, por lo poco que se veía de la ventana, la luz de la mañana entraba como sangre de elevador en el resplandor. nadó fuera del mar de latas y cayó en el pasillo oscuro y sucio, preguntándose que día era, cuanto tiempo había pasado, que había sido de él. revisó su telefono, mil mensajes y llamadas perdidas de su editora y amiga, dolores, lolita para los amigos. "pompitas, el libro, mierda", de pronto todas las responsabilidades cayeron como un meteorito apocalíptico. "las responsabilidades" susurró pompitas y se derrumbó en su sillón apestoso, sintiendo meses de tomado continuo, sin tregua, sin pausa. echó un vistazo a su departamento, lleno hasta el techo de cajas de pizza y notas arrugadas pegadas con saliva a la pared, trató de leer una, pero nada tenia sentido, sólo se leía hasta arriba, escrito por mano temblorosa "notas". paseó por su memoria, figuras borrosas y sonidos distorsionados, tiempo invaluable desperdiciado, el último recuerdo coherente era la fiesta de celebración por la publicación de su único libro. el sonido del teléfono lo espantó, "bueno?" quiso decir, pero salió un ruido gutural, con la garganta en dolor, su suelo estaba cubierto totalmente por colillas de porros y en la mesa del bong, el único mueble de pie en todo el lugar, había un pedazo de plástico sin forma ennegrecido y apestoso. "bueno" dijo por fin con voz rasposa. "pompi" se oyó una voz familiar, "que onda" dijo alonzo con la cabeza dandole vueltas, con miles de puños golpeando desde adentro, la resaca que no perdona, "que bueno que sigues vivo" era lolita. se escuchaba diferente, más seria, más como señora. "lo mismo digo" se alivió al reconocer que el sentido del humor no lo había abandonado, "cafe verdi... a las 5, de acuerdo?" dijo lolita sin perder el tiempo, toda negocios. el cafe verdi era un cafe abajo del edificio de pompitas, lleno de ancianos acabados, viéndose callados los unos a los otros, esperando la muerte, la antesala al infierno le llaman los jovencitos que paseaban agarrados de la mano, riendo, burlándose del futuro. "de acuerdo" dijo pompitas embobado, sorprendido, vio algo clavado con un cuchillo de caza a su tele en llamas. dejó caer el telefono y se acercó lentamente a su televisor. eran un montón de hojas con algo escrito en ellas. la vida en la negrura del aturdimiento le prepara a uno un sin fin de sorpresas cuando se regresa de las vacaciones existenciales en la inconsciencia de la mente afectada por la fiebre del aturdimiento suicida. arrancó los papeles y leyó "120 DÍAS DE POMPDOMA por ramiro gonzalo consuelo "pompitas" alonzo martinez velazquez etc.". abrió la cortina, perdió la vista unos minutos, levantó y despejó de basura su sillón favorito tapizado por gamuza color vino, se puso sus pequeños lentes sin graduación, era orgulloso dueño de un par de 20/20's, y se sentó a leer. horas después se odiaba y se amaba a sí mismo más que nunca, impresionado, excitado y un poco asustado.

un buen día, hace muchos años, pompitas alonzo leyó en el escusado fahrenheit 451, luego, como era un tipo muy desocupado y poseedor de internet, vio saló o 120 de Sodoma y, para seguir con los buenos tiempos, se tiró en su jardin a ver placidamente las nubes pasear, con las manos en la barriga y una sensación de placidez absoluta. era verano y hacía un clima excelente, el cielo azul, el pasto verde, los pájaros cantando, los niños en la calle jugando, un día perfecto para que el horno de la mente cocinara la más exquisita de las ocurrencias. tirado, perdido en el ensueño de la felicidad plena y con el inconsciente sobrecargado de buena ficción, se le ocurrió de pronto, como un mensaje instantáneo del destino, la idea de aprenderse un libro completo, cosa que le daba mucha risa, y no tuvo que pensar mucho siquiera, la erección abajo de sus pantalones de pana le decía justo cual, tenía el tiempo y litros de refresco para la energía que necesitaba. en trance se subió a su carro dorado más abollado que no y fue a toda velocidad a la biblioteca de su colonia. con el cabello alborotado por el aire acondicionado, vio a los ojos a margarita, la bibliotecaria, una sensual joven con pecas y cabello corto hasta sus cachetes primorosos. había sido novia de pompitas durante la preparatoria, ella lo odiaba porque él había jugando con su corazón o eso decía ella, la versión de cada uno era diferente, ella decía maldad, él decía aburrimiento. "120 días de sodoma, por favor, margarita chula" le dijo pompitas viéndola despreocupado, recargado con un codo en el escritorio donde los flojos y/o tontos van a preguntar la ubicación de libros. margarita pretendía no del todo exitosamente indiferencia, se notaba en el vaivén de su blusa lo que pompitas le hacía a su espíritu. "por allá..." señaló violentamente a la distancia con los ojos muy abiertos, colorada, empapada en sudor, respirando con trabajo, llena de furia femenina, "...basura". pompitas le regaló un mirada coqueta para terminar, por supuesto sin querer, de insultarla, "a ver cuando me llevas por una cerveza" un guiño y fue en busca del libro, margarita destruyó el único ejemplar el hombre que sólo cruzaba las calles corriendo. en la sección de rock n roll nuestro joven amigo encontró sin problemas un ejemplar arrugado del libro apunto de ser todo aprendido. "genial" dijo emocionado con el libro en las manos, ese iba a ser un verano para recordar.

CONTINUARÁ.