Tuesday, March 31, 2015

Un Cuento de Amor y Anarquía

50

se estrelló mi avión en el pacífico. traté de flotar lo mejor que pude hacia una pequeña linda isla perdida en la inmensidad del mar. el océano me escupió en la playa listo para la morgue. me encontró un señor panzón de cabello largo de unos 55 años. "un gordo güero" le dijo a un perro con síndrome de down y me arrastró a su choza después de ver que sólo tenía dulces en los bolsillos. su mujer me cuidó y me curó y en una semana ya estaba como nuevo y en otra semana ya estaba aburrido y me quería ir a mi casa.

tenía mi maleta hecha de ramas y hojas lista, mi cepillo de dientes en el bolsillo delantero de mi camisa y no faltaba nada para agarrar el bote a otra isla un poco más grande y de ahí a otra isla un poco más grande y así un montón de islas hasta llegar al continente. la señora me tomó de los cachetes y me dijo "bon voyage, conard" y yo le dije "hasta luego, señora" y reflexioné sobre los imperios de antaño. el pueblo enteró me acompañó al puerto; era el primer gordo güero con el que habían convivido y seguían intrigados. "adiós a todos!" les grité, agitando mi mano, sonriendo mi preciosa característica sonrisa; me despedí como artista consagrado se despide de su público. ellos aplaudieron y me mandaron besos, me iban a extrañar estaba seguro. llegó el bote con la gente que iba a la isla. del bote salió una preciosa samoana de la que me enamoré de inmediato. "pues no me voy" le anuncié al pueblo. tomé mi maleta y la aventé al mar.

la samoana era hija del señor que me rescató. bendije mi suerte y luego la maldije cuando me dijeron que ya no podía vivir ahí porque mis constantes erecciones los incomodaban pero no todo estaba perdido, podía construí una choza a lado. para quedarme fui con su líder a que me diera trabajo. "y bueno, qué sabes hacer?" me dijo el líder, un tipo enorme que se encargaba de que nadie se pasara de listo. "sé sobre mijail bakunin" dije después de estar sentado como media hora pensando en que había dedicado todos esos años de vida. "mijail bakunin?" preguntó el hombre samoano atrás de un pequeño escritorio, viéndome con desconfianza, dándole tragos a su latte. moví mi cabeza de arriba a bajo diciendo "aja, aja". una rápida revisada al internet y, con pereza para leer, supuso, como hombre del continente que soy, seguro sé una cosa o dos. "lo que sea" le dije, recordando mis años de escuela, esos días de juventud con mi pandilla, prendiéndole fuego a cosas, incitando a la revuelta, diciéndole a la autoridad por donde se podía ir para llegar a la mierda. al despertar de mi paseo por la vereda del recuerdo me mandaron a la primaria a dar clase de español, yo enseñé sobre la anarquía.

ya tenía trabajo, era hora de conseguirme una novia. cambié mis nikes nuevas por una motocicleta y pasé por la linda samoana. le dije "oye preciosa, vamos a pasear" ella dijo que no porque yo no creía en nada. sentí una roca gigante caerme en el pecho. oh el nihilismo, enfermedad del alma, trastorno de la voluntad y yo tenía tantito de eso, claro, como hombre moderno un rato estaba lleno de esperanza e ideales y otro lleno de cinismo y resignación pesimista, es la enfermedad del siglo XXI como decía el buen Friedrich, es una fuga en el espíritu, pero después de la adolescencia, por la golpiza de la vida y la mamera (como dicen en colombia), concluí que la mejor política era creer en uno mismo, el ejército de yo y yo no sólo creía en mí mismo, me creía la única y valida autoridad. "lo dices neta?" me dijo la samoana impresionada por tanta pasión, y yo, empapado en sudor, alterado, no contesté nada, ya sólo veía esas hermosas piernas morenas, hipnotizado. "qué?" balbuceé, ella me soltó esa mirada que sueltan las mujeres cuando te estás equivocando. "ah sí! lo digo neta" le dije al recordar lo que estuve gritando todo ese tiempo en medio de la calle. "bueno, ok" y fuimos a tomar sodas de sabor.

la samoana y yo nos casamos en el aniversario de mi llegada y la embaracé 10 veces. con la descendencia asegurada, me postulé para ser el nuevo líder, gané las elecciones fácilmente ya que todos en la isla me querían. organice a la gente, renuncié al poder y mis estudiantes, vueltos todos unos jovenctios, entendieron la responsabilidad de la libertad y el autogobierno. sabían que ahora que eran libres tenían que querer y respetar más a su comunidad. "ok" dije todavía enseñando primaria rodeado de mis pequeños hijos querubines cachetoncitos y mi increíble samoana. lo único que faltaba para que todo fuera perfecto era un coro. me di a la tarea y en un mes ya teníamos en la isla el mejor coro del mundo, para cantar, entre otras cosas, por supuesto, himnos de amor y anarquía.

INSPIRADO POR "LOVE AND ANARCHY" DE LINA WERTMÜLLER

Número Equivocado

49

Juaquin estaba sentando junto al teléfono, muerto de la risa, colorado, agarrado de la silla, con la venas marcadas en el cuello y la sien. pasaron unos minutos, recuperó la compostura, acomodó su cabello y tomó el auricular. marcó el número con los cinco dedos como un maestro del piano toca la pieza que ha estado practicando toda su vida, y esperó. el suspenso; un segundo, dos segundos y al tercero "BUENNNNEEEE?" se oyó. juaquin aspiró con ansía loca y "puerca idiota!" gritó con todas sus fuerzas. colgó torpemente y rió fuera de control. juaquin se vengaba de una que, según él, había jugando con su corazón y ahora, con cada llamada, efectuaba su venganza. "ay qué risa!" gritaba pegándose en el muslo con la palma de la mano y con la planta del pie al suelo. el eco de los golpes, la risa demente y la silla rechinando, se escuchaba por la casa entera.

Juanita Riviero Ha Perdido Su Fe En La Humanidad

48

conocí a juanita riviero una gris y maloliente tarde de un nuevo mes que habían inventado para compensar por el ligero cambio en el movimiento de traslación del planeta. llegué con mi solicitud de empleo llena de mentiras y busqué al gerente sólo para descubrir que el hijo de su madre no estaba por ningún lado. "oye, preciosa" le dije a juanita dándole un juguetón codazo en una costilla, "on ta el patrón, eh, on ta" pregunté ahora recargado con el codo en la caja, viéndola coquetamente, comiendo un poco de carne seca. juanita miraba la nada sentada en un banco atrás de la caja, fumando con cara de cero amigos. pasaron unos segundos de incómodo silencio, luego me miró con un odio que me sigue persiguiendo hasta este día 50 años después, y me dijo "jodete, basura". ay pero cuanta genuina amargura! pero cuanto crudo desprecio! y luego hacia mí! uno que no tiene culpa de nada. "pero..." le dije con el mundo dándome vueltas, mareado por la indignación. "PERDÓN?!" reclamé, con la boca abierta, viendo con los ojos muy abiertos a juanita que para entonces ya había regreso a la nada y a su cigarro. me fui al reconocer que no haría nada más, pero no me fui como si nada, no, señor, me fui ceremoniosamente, con el mentón levantado y con los ojos cerrados, sacando molestos pujidos de enfado.

meses después me dieron el trabajo y como era el único al que le daba pereza quejarse y luchar, me dieron el turno de noche con juanita. oh dios, pero qué pesadilla. noche tras noche juanita odiaba fuera de control; "pinche esto" y "pinche lo otro". harto, una madrugada, agarré a juanita de los hombros y la zarandeé en busca de tantito contexto, de un poco de antecedente, de algo de explicación. también, no más porque ya estaba ahí, le di dos cachetadas bien acomodadas. la dejé colorada respirando ruidosamente. pensé que juanita me mataría, pero para mi sorpresa abrió su podrido corazón y me dejó ver dentro. juanita, tomando expertos tragos a una botella especialmente corriente de mezcalito, me contó llena de sentimiento su historia. no siempre fue dura y pesada. cuando empezó a trabajar en el minisuper tenía el corazón intacto, las mejillas llenas de color y los ojos con tanto brillo que aveces, para hacerle el favor a los amigos, se iba sobre los cofres de carros sin faros. todo era felicidad y todo era esperanza hasta que juanita se estrelló de frente contra una dura verdad que todos los demás aceptamos con fácil y cómoda resignación. el trato con la gente castigó la inocencia de juanita. la tomó del pelo y la arrastró por la podredumbre de la naturaleza humana. le hizo unas llaves a su espíritu y le escupió un gigantesco viscoso gargajo a su alma. al final, juanita, después de meses de lidiar con hijos de puta, había perdido su fe en la humanidad y ahora odiaba a todos sin excepción. "oh ok" dije peinando mi cabello distraído con alguna tontería.

Despertar Con Braquets

47

lo había logrado, era inimaginablemente exitoso y todo lo que quería lo tenía. fui al banco con un cheque por millones. era hora. todo había salido como planeado y sólo faltaba una cosa para alcanzar eso que siempre quise, eso con lo que había soñado una febril noche hace mucho.

salté de mi bicicleta en movimiento y atravesé mi casa corriendo tan rápido como mis piernas de sedentario radical me permitían. sentando listo para comenzar, recordé y le grité a la señora paty que ahuyentara a cualquier visitante y que tirara el teléfono a la basura, ella asintió decidida, obediente.

me tomó una tarde escribir la única obra de teatro que he querido hacer en realidad. la imprimí y la pegué a mi cara, la sentí como una madre siente a su bebé recién salido. me tiré sobre mi cama y, fascinado, la leí una y otra vez. era justo lo que dictaba la imaginación.

entré al banco muy seguro, grité en la cara de una señorita "quiero!", me dieron 100 sacos de dinero e invertí cada peso a mi nombre. la gente pensaba que me había vuelto loco y mucho trataron de detenerme, pero yo era simplemente implacable. estaba listo para tomar mi última forma.

llegó la noche de estreno. la gente curiosa e incrédula fue a comprobar que la obra en realidad se trataba sobre lo que decían los rumores y a ver en lo que había invertido todo mi dinero. el teatro que construí sólo para esa obra se lleno hasta reventar y, en la oscuridad, la gente esperó ansiosa.

las luces se prendieron y empezó una de las obras más largas de la historia. duraba 7 horas y, en lugar de actores, usé robots porque nadie quería participar, decían era un asesino de carreras. el abucheo empezó a los 5 minutos y continuó hasta que sólo quedaban tacaños en los asientos.

fue un fracaso colosal y terminé en la calle. nadie se acuerda de mi nombre ni de mi pasada gloria. había acabado por fin, el trabajo de una vida estaba completo. bajo un puente, con el libreto de "despertar con braquets", sonrio orgulloso y satisfecho.

El Robot De Mis Sueños

46

limpié el sudor de mi frente y, temblando, retrocedí unos pasos. sentí el dolor en mi espalda, el ardor en mis dedos. llevaba inclinado trabajando, conectando cables y pegando microchips, demasiado tiempo. con la tarea terminada mi cuerpo se quejó y presentó el reporte del daño. me faltaba el aire, me sentí desfallecer y casi caigo pero recobré el equilibrio justo a tiempo. no tuve tiempo de experimentar todos los males, había que lidiar con la preocupación por el éxito. años de trabajo y todo se reducía a ese momento. un ataque de pánico se asomó con la idea de que había acabado y la posibilidad del fracaso. el terrible suspenso del cocinero que está apunto de abrir el horno para comprobar si el pastel más importante de su carrera había llegado a un final feliz o todo era sólo tragedia. a comprobar si funcionaba, si todo ese tiempo había valido la pena. me tabaleé al tablero de control, me quedé parado unos segundos, nervioso, lleno de miedo. por creer sólo en las leyes de física y la voluntad humana no se me ocurrió pedirle nada a nadie. "de acuerdo" dije, cansado de mi mierda, y piqué el botón de encendido. el robot acostado en la mesa de metal empezó, sonó como si se prendiera una computadora vieja. unos cuantos pip's y abrió los ojos, se incorporó, se sentó en la mesa y vio por primera vez. abrió la boca e inhaló para enfriar sus tripas metálicas. se paró, dio unos pasos y echó una mirada. me encontró, nos quedamos viendo unos segundos. me acerqué todavía inseguro. me sonrió, extendí mi mano, la vio, la tomó y le hizo una caricia. no podía creerlo, lo había logrado, había escapado y ahora podía dedicarme a otra cosa. por fin... por fin! la maldita ansia estaba bajo control, capturada y controlada y la soledad era cosa del pasado. lagrimas salieron haciéndome daño, mis ojos eran gargantas que llevaban mucho sin hablar, todo el sentimiento reprimido explotó. me sentí como pueblo que gana la revolución contra tirano y tiene un plan excelente para lo que sigue. celebré, salté, reí como loco y destruí mi laboratorio de la felicidad. "de acuerdo" dije al ver a mi creación verme sonriendo tiernamente, y lleve al bello y voluptuoso robot a mi recamara a, antes que nada, hacerle el equivalente a años de porquerías. acabé incontables veces. después me tiré sobre él y lloré como nunca. el robot entendía lo que pasaba, todo estaba diseñado, todo programado. mientras yo lloraba escandalosamente, enterrado en sus increíbles voluminosos senos, aferrado a su cuerpo terso y suave olor a flores, él me acariciaba el cabello, sin importarle que lo llenara de baba y moco. acabó la crisis y el triunfo estuvo completo al verme libre de pena e incomodidad. "lo logré" dije riendo llorando. nos bañamos, nos vestimos y platicamos tomando café, comiendo croissants, riendo, pasándola bien, en absoluta sintonía, conectados para siempre.

Muerte y Destrucción

45

muchos no entendieron cual era el plan cuando nos inscribimos al programa militar de robot gigantes, pero yo supe de inmediato, yo supe desde el primer día. estábamos ahí para llevar muerte y destrucción. acaté mi responsabilidad y perfeccioné mi oficio. esos que nunca llegaron a entender encontraron sólo locura y maldición.

por suerte, los otros cuatro pilotos de mi robot gigante comprendieron tan bien como yo. las cinco mentes y cuerpos en la cabina se coordinaron a la perfección. éramos los mejores y nuestro robot arrasó, dejando a nuestro paso tanta muerte y destrucción que el gobierno, al final de la guerra, al ver las ciudades aplanadas y cubiertas de cuerpos, nos desconoció y fuimos traicionados.

los cinco escapamos y, al vernos sin opciones, recuperamos nuestro robot e hicimos lo único que sabíamos hacer. ahora la muerte y destrucción estaban sobre los que una vez fueron nuestros hogares, sobre las calles de la infancia y las memorias de un vida. fuimos tan efectivos en nuestro país como en cualquier otro lugar.

al final, después de meses de lucha sangrienta y terrible contra otros robots gigantes, nos vimos superados y llegó lo inevitable. fuimos destruidos y morimos en batalla furiosa, orgullosos y satisfechos, con la frente en alto, con el honor recuperado. fuimos destruidos y morimos para vivir por siempre en la gloria inmortal de nuestro robot gigante.

Homeless Run

44

martin era un vagabundo y vivía en un camellón. a las 6 de la tarde, de lunes a viernes, era despertado por el ruido del tráfico. martin, sobresaltado y ansioso, agarraba una rama y se paseaba por el camellón muy emocionado, viendo con atención las filas interminables de carros, esperando paciente lo que sin duda pasaba cada tarde. por fin, se abría una ventana. salía una mano con basura, señal para ponerse en posición. el pitch de la botella de refresco y pum! martin, experto, bateaba la basura y, orgulloso, la veía alejarse hasta perderse en la avenida a la distancia. y allá iba martin, a recorrer las bases. pisaba el teléfono público, al hombre vende cigarros y el semáforo para regresar al camellón y celebrar, saltando y riendo, su homeless run.

Hueles A Chicharrón

43

manejaba mi microbus a 200 km/ h escuchando klaus nomi con las rayas hasta el tope. la gente nunca me hacía la parada porque no aprobaba mi manera de manejar ni mi gusto musical. yo soy un tipo libre y si no les gusta ya se pueden ir en otro microbus.

manejaba bañado en pedazos de pavimento, acariciado por el aire, tomando a la existencia del cuello y diciéndole muy de cerca, picándome el pecho con la punta del dedo gordo "aquí sólo hay un patrón y se llama federico gustamante".

aprovechaba porque cada vez que salía a hacer ruta podía ser la última. como no recogía pasaje mi padrino me tenía amenazado con quitarme la unidad y mandarme de regreso a mi pueblo a que terminara la escuela y así volverme cartero como era el sueño de mi no muy imaginativa abuela.

a la media noche, ya camino a encerrar el microbus, una mujer me hizo la parada. pise esos frenos como uno pisa una cucaracha particularmente problemática. me detuve justo frente ella. subió la mujer con vestido chiquito rojo brillante y perfume hipnótico.

"hola linda" le dije llevado por la inmediata violenta erupción de deseo. ella me hizo una caricia, había algo en su modo y su mirada que pedía aunque fuera un poco de cariño, lo necesitaba. fue de esas veces que encuentras sin querer lo que siempre has buscado.

la llevé a mi cuarto de azotea donde de tanto terminar y volver a comenzar, acabamos sudados y malolientes. deleitado, con los sentidos más despiertos que nunca, la exploré con la nariz, el olor termina de confirmar que no es un sueño.

"hueles a chicharrón" susurré, restregando con ansia mi cara contra su cuerpo sudado, empapándome de ella. esa noche empezamos en el plural y terminamos en el singular, esa noche acabamos nuestro rompecabezas de dos piezas y terminamos oliendo a chicharrón.

Corte A La Moda

42

El cabello de Mireya caía en grandes mechones. el suelo estaba tapizado de güero. mireya, con la lengua salida sobre el labio superior, contenta, cortaba y cortaba, sentada muy lejos del espejo más cercano; había leído que así era como se hacía.

Fermin, su amigo estilista, entró al cuarto y se detuvo al ver lo que pasaba. el mundo dio vueltas, el suelo se movió descontrolado y, después de un grito agudo que lastimó mis oídos de perro, fermin le arrebató las tijeras a su amiga de décadas. "mujer... pero qué haces?!" mireya volteó hacia fermin, poseída por el espíritu de las revistas para mujeres y dijo con una voz grave no propia de una linda señorita "corte a la moda". femin, como estilista que era, comprendió de inmediato, ya le había cuarteado su creatividad demasiadas veces como para que él hiciera lo mismo, pero sin embargo no aprobaba el corte para nada. "bueno, mi reina, ahí tú sabes", subió los hombros, sacó el labio inferior, cerró los ojos y levantó las palmas hacia el cielo. fermin le regresó las tijeras a mireya y siguió haciendo lo que hacia, extinguir el fuego en el orfanato.

fermin, días después, se encontró a mireya en la tienda de pelucas. "pero mireya... "dijo fermin poniendo la manos en la cintura y haciendo una posee que decía más que cualquier orden de palabras. unos segundos paralizados y él y mireya rompieron en carcajada. esa tarde la pasaron increíble, escogiendo la peluca perfecta.